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Núria Argany te ofrece la posibilidad de conectar con tu esencia, lo que verdaderamente eres, haciéndote consciente de tu personaje, reconociendo tus proyecciones y resistencias a través de técnicas-terapias corporales, psicológicas y energéticas, recobrando el equilibrio, la armonía y la paz interior.

Núria Argany se ha formado a través de:

Seitai, Meditación Zen, Psicología, Terapias Naturales y Energéticas, Preparación al Parto Consciente, Ito-Termi, Sueños, Oligoelementos, Dietética, Formas-Pensamientos, Regresiones, RMF-Balacing, Tachyon, Ataraxia, Curación Cuántica, y Reconnective Healing.



miércoles, 25 de octubre de 2017

Clarificar en qué campo de energía se encuentra la inercia



Hay siete campos de energía físicos en este plano de encarnación, que corresponden a los siete chacras o siete niveles de conciencia. Más allá de la experiencia física que conocemos, existen una multitud de diferentes niveles de conciencia, igual que existen una multitud de chacras, tanto en los mundos de arriba como en los mundos de abajo. Nos ocuparemos de desvelar las inercias o los bloqueos ligados a los siete chacras, porque son ellos principalmente los que aseguran nuestro bienestar en nuestro cuerpo.

Este es un trabajo de exploración con la finalidad de encontrar la paz de nuestra Divinidad encarnada en este cuerpo que habitamos; el reconocimiento de nuestra libertad fundamental de ser una divinidad encarnada.

Para reconocer en qué campo de energía se encuentra el bloqueo o la inercia de la libre circulación de nuestra esencia divina hemos de definir la naturaleza del bloqueo correspondiente al nivel del chacra que concierne.
Por ejemplo, si nuestra tensión tiene que ver con nuestro poder o con nuestra libertad de ser tal como somos, nuestra tensión se sitúa en el plexo solar.

Si nuestra dificultad se sitúa en una relación, en la sensación de no ser amados, hemos de mirad el plexo cardíaco.

Puede ocurrir que un mismo problema tenga que ver con varios chacras, en este caso nos dirigiremos intuitivamente hacia aquél que nos parezca como el chacra-fuente, y después nos ocuparemos de los demás.

Cuando hay un bloqueo o una inercia de la libre circulación de la energía en nuestro cuerpo, existe una tensión, una insatisfacción o una rebeldía relacionada con el aspecto de la conciencia a la que pertenece. Por este motivo, una disfunción tiende a instalarse teniendo una correspondencia en nuestro cuerpo físico así como en los acontecimientos y las relaciones de nuestra vida.

En el momento en que restablezcamos la paz y la aceptación en el lugar de la tensión, tomamos conciencia de los pensamientos o creencias que limitan nuestro malestar. No hemos de juzgar nada en ese instante, ya que crearíamos otra nueva tensión. Simplemente observamos nuestra creencia y reconocemos que siempre hay otra posibilidad, un medio de transformarla para que deje de hacernos daño y se ponga a nuestro servicio. Este es el papel primordial y original de la mente: SER EL SERVIDOR QUE NOS PERMITE ENCARNAR NUESTRAS INTENCIONES DIVINAS.

Si no nos sentimos cómodos en una situación de nuestra vida –y esto es válido para una relación o un dolor físico, que son otros tanto indicadores de las zonas que debemos sanar en nosotros-, antes de juzgar lo exterior, tomémonos un momento para entrar en nosotros.

El maestro El Morya llama iglesias o chacras, centros de energía
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1º Iglesia: Color rojo

Supervivencia del cuerpo, cuestiones materiales, confianza, estabilidad, contacto con la madre (La madre biológica y la Madre Tierra), sensación de encarnación y de seguridad.

Las sombras de este centro de energía crean miedo, falta de estabilidad, ausencia de contacto con la realidad, con la madre o con el cuerpo, falta de seguridad o sentimiento de estar amenazado.


 2º Iglesia: Color naranja
 
Apetitos, transmisión de las necesidades del cuerpo, sexualidad, sentimiento de ser alimentado, placer y espontaneidad con el cuerpo. Estar asentado en el cuerpo y en la vida. Escucha y conocimiento profundo de las leyes del cuerpo. Expresión espontánea del amor a través del cuerpo.

Las sombras en este centro de energía crean la sensación de carencia. Sentirse separado del cuerpo y de sus necesidades reales. Confusión entre las necesidades del cuerpo y los deseos de la mente (El cuerpo quiere algo pero la mente lo rechaza, reniega o rehúsa). Esto viene de la falta de asentamiento en el cuerpo. Represión de la espontaneidad natural del ser.

3º Iglesia: Color amarillo

Libertad y maestría emocional y afectiva, sentimiento de estar en el lugar de cada uno, atreverse a ser tal como se es, aceptación total de la personalidad, luz y poder sin esfuerzo. Dominio de la mente al servicio de la Verdad.

Las sombras en este centro de energías crean la impresión de falta de libertad de atreverse a ser uno mismo, represión del resplandor natural del ser debido al control mental. Sentimiento de impotencia e imagénes falsas de uno mismo, juicio mental y racionalización. Agitación mental y confusión. “No lo consigo, no sé, no puedo…”

4º Iglesia: Color verde

Percepción del Amor verdadero. Sentimiento de fraternidad, compasión, irradiación y abertura a la disponibilidad, al servicio, a la escucha sin comentarios, sin juicios, sin condiciones. Relaciones naturales con los demás y percepción de los espejos en las relaciones. Acogida, benevolencia, bondad fundamental y reconocimiento del Amor que anima a todos los seres.

Las sombras en este centro de energía crean el sentimiento de falta de amor. Aislamiento por la identificación con el Ego (persona separada del Todo). Orgullo y hermetismo ante los demás y ante la vida. Visión estrecha debido a la herida del corazón y al sentimiento de aislamiento.

5º Iglesia: Color azul cielo

Expresión consciente de la Divinid, abertura a la conciencia del Espíritu, del conocimiento y las leyes de la manifestación. Creación sin esfuerzo y percepción de las leyes del Karma. Abertura a recibir la abundanci de la Naturaleza misma de Dios.

Las  sombras en este centro de energía crean la ignorancia de las leyes del espíritu y el sentimiento de separación entre el espíritu y la materia. Rechazo de la expresión de nuestra verdadera naturaleza.

6º Iglesia: Color azul índigo

Conocimiento de Cristo en Mí y en el otro y percepción directa de la realidad. Visión e inspiración divina. Guía interior y conocimiento espiritual, percepción de la luz y de los sentidos internos (clarividencia-clariaudiencia-clarisensibilidad). Mirada libre de toda dualidad.

Las sombras en este centro de energía crean la ignorancia de nuestra naturaleza verdadera y la identificación con el animal humano. (Soy este cuerpo, este nombre, estas cualidades y estos defectos, etc). Visión dualista y materialista de la realidad. Hermetismo ante toda realidad espiritual, falta de visión.

7º Iglesi: Color violeta

Conciencia de la no-separación. Unión con el Padre (biológico y celeste), con la Conciencia pura, vacía e infinita. Evidencia de pertenecer al Todo y visión global de la realidad, abertura a los otros planos de conciencia y comunión con seres celestes. Guía espiritual más allá de los límites del tiempo y del espacio. Autoridad natural. Meditación.

Las sombras en este centro de energía crean el sentimiento de separación, la incomprensión de la naturalexza de la realidad y de nuestro destino. “¿Qué hago aquí’?”. Rechazo a ser la propia autoridad o rechazo del Padre y de la autoridad. Sentimiento de exclusión y de deriva, de abandono espiritual.



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Silencio/Meditación trabajo con los chacras.

martes, 24 de octubre de 2017

¿Queremos exponernos a lo desconocido?



¿Queremos exponernos a lo desconocido?

Ésa es la pregunta fundamental. Nadie quiere exponerse a lo desconocido. Queremos aferrarnos, adherirnos a lo conocido. Queremos aferrarnos no sólo al concepto del hinduismo o del cristianismo, al ser catalán o español, sino que queremos también aferrarnos a nuestras preferencias, a nuestros juicios y evaluaciones. Tenemos que ser cada vez más livianos, despojarnos del peso injustificado si queremos escalar la cima de la montaña. Del mismo modo, deberán ser dejadas atrás las adquisiciones del ego. Todas las relaciones creadas por la sociedad para conveniencia de la vida colectiva no son la realidad.

¿Queremos estar desnudos, descubiertos ante lo desconocido y decir que no somos nada?

En la austeridad de esa desnudez, que es inocencia, que es humildad, empieza el viaje hacia el más allá.

Tal vez nos complazcan muchas experiencias trascendentales, pero eso no tiene nada que ver con la espiritualidad. Y también dista mucho de lo que llamamos meditación. Quizás descubramos en el estado de meditación que, como ente, aislado de la  vida universal, no existimos para nada. Este concepto de “mi”, el concepto del ego como un ente individual, independiente de la vida universal y aislada de ésta, puede ser un mito.

Es estar completamente libre. ¿Y quién quiere la libertad en este mundo? Todo el mundo se siente seguro en el mecanismo de defensa creado por el ego. Queremos estar seguros en esa cárcel, y a veces abrimos una ventana para averiguar cuáles son las otras cárceles. La libertad es algo peligrosísimo. Somos vulnerables a la vida.

¡Son tantas las salvaguardas que hemos creado alrededor de nosotros! Tememos vivir.

La meditación es vivir expuesto a todos los momentos de la vida, sin mecanismo de defensa alguno.

Todo lo que la mente ha creado tendrá que dejarse de lado. No hay nadie que experimente. No hay normas y valores que juzgar. No hay ego para comparar, para reconocer experiencias.

Desconocemos el simple hecho de la observación; observar con una mirada inocente hacia todo. No podemos mirar nada sin que nos guste o nos disguste.

Quizás si nos permitimos estar cerca del mar, de pie, en la playa, y si el ego y los deseos del ego no nos consumen, la inmensidad del océano puede tener sobre nosotros un efecto asombroso. Durante una fracción de segundo, la mente cesa de funcionar.

El arte de la simple observación es mirar una cosa, no para derivar de ella gozo o dolor, no para adquirirla o poseerla, no para renegar de ella, sino para derivar de ella la alegría de estar en comunión con la vida circundante y con la vida en lo interior. Si practicamos asiduamente, descubriremos cómo el observador y lo observado se funden en el proceso de observar. No queda la dualidad de observador y observado; sólo queda el acto de observar, en movimiento dinámico. Todos podemos tener esta experiencia, y todos podemos llegar a ese hermoso estado de silencio, paz y libertad completa.


¿Sabes quién eres ahora en este instante?

No pienses en razonamientos, conéctate con tu corazón, con tu Ser… SIENTE Y RESPÓNDETE.

La propuesta es la de entrar en el silencio profundo sin objeto para escapar de la manipulación del ego.

Nos es vitalmente necesario ver que funcionando a través de la estructura psicológica, que es un mecanismo de defensa del ego, nunca podremos ser una persona espiritual. Tal vez acudamos a un templo, recemos, hagamos plegarias, repitamos ciertas palabras…; todo lo que hacemos fortalece al ego. Creará nuevas fronteras para la mente o la consciencia.

La libertad, la liberación, el nirvana, el satori, la iluminación, la meditación, cualquiera que sea el nombre que nos guste, NO ES A TRAVÉS DE LA MENTE. No podemos llegar a la libertad mediante un acto de la voluntad ni mediante acción mental alguna.

Llegamos a la libertad cuando pensamientos y emociones se calman, cuando dejan de controlarnos y nos permiten entonces captar la esencia.


         Silencio…