Hay siete campos de energía físicos en este plano de
encarnación, que corresponden a los siete chacras o siete niveles de
conciencia. Más allá de la experiencia física que conocemos, existen una
multitud de diferentes niveles de conciencia, igual que existen una multitud de
chacras, tanto en los mundos de arriba como en los mundos de abajo. Nos
ocuparemos de desvelar las inercias o los bloqueos ligados a los siete chacras,
porque son ellos principalmente los que aseguran nuestro bienestar en nuestro
cuerpo.
Este es un trabajo de exploración con la finalidad de
encontrar la paz de nuestra Divinidad encarnada en este cuerpo que habitamos;
el reconocimiento de nuestra libertad fundamental de ser una divinidad
encarnada.
Para reconocer en qué campo de energía se encuentra el
bloqueo o la inercia de la libre circulación de nuestra esencia divina hemos de
definir la naturaleza del bloqueo correspondiente al nivel del chacra que
concierne.
Por ejemplo, si nuestra tensión tiene que ver con nuestro
poder o con nuestra libertad de ser tal como somos, nuestra tensión se sitúa en
el plexo solar.
Si nuestra dificultad se sitúa en una relación, en la
sensación de no ser amados, hemos de mirad el plexo cardíaco.
Puede ocurrir que un mismo problema tenga que ver con varios
chacras, en este caso nos dirigiremos intuitivamente hacia aquél que nos
parezca como el chacra-fuente, y después nos ocuparemos de los demás.
Cuando hay un bloqueo o una inercia de la libre circulación
de la energía en nuestro cuerpo, existe una tensión, una insatisfacción o una
rebeldía relacionada con el aspecto de la conciencia a la que pertenece. Por
este motivo, una disfunción tiende a instalarse teniendo una correspondencia en
nuestro cuerpo físico así como en los acontecimientos y las relaciones de
nuestra vida.
En el momento en que restablezcamos la paz y la aceptación en
el lugar de la tensión, tomamos conciencia de los pensamientos o creencias que
limitan nuestro malestar. No hemos de juzgar nada en ese instante, ya que
crearíamos otra nueva tensión. Simplemente observamos nuestra creencia y
reconocemos que siempre hay otra posibilidad, un medio de transformarla para
que deje de hacernos daño y se ponga a nuestro servicio. Este es el papel
primordial y original de la mente: SER EL SERVIDOR QUE NOS PERMITE ENCARNAR
NUESTRAS INTENCIONES DIVINAS.
Si no nos sentimos cómodos en una situación de nuestra vida
–y esto es válido para una relación o un dolor físico, que son otros tanto
indicadores de las zonas que debemos sanar en nosotros-, antes de juzgar lo
exterior, tomémonos un momento para entrar en nosotros.
El maestro El Morya llama iglesias o chacras, centros de
energía
.
1º Iglesia: Color rojo
Supervivencia del cuerpo, cuestiones materiales, confianza,
estabilidad, contacto con la madre (La madre biológica y la Madre Tierra),
sensación de encarnación y de seguridad.
Las sombras de este centro de energía crean miedo, falta de
estabilidad, ausencia de contacto con la realidad, con la madre o con el
cuerpo, falta de seguridad o sentimiento de estar amenazado.
2º Iglesia: Color
naranja
Apetitos,
transmisión de las necesidades del cuerpo, sexualidad, sentimiento de ser
alimentado, placer y espontaneidad con el cuerpo. Estar asentado en el cuerpo y
en la vida. Escucha y conocimiento profundo de las leyes del cuerpo. Expresión
espontánea del amor a través del cuerpo.
Las sombras en este
centro de energía crean la sensación de carencia. Sentirse separado del cuerpo
y de sus necesidades reales. Confusión entre las necesidades del cuerpo y los
deseos de la mente (El cuerpo quiere algo pero la mente lo rechaza, reniega o
rehúsa). Esto viene de la falta de asentamiento en el cuerpo. Represión de la
espontaneidad natural del ser.
3º Iglesia: Color
amarillo
Libertad y maestría
emocional y afectiva, sentimiento de estar en el lugar de cada uno, atreverse a
ser tal como se es, aceptación total de la personalidad, luz y poder sin esfuerzo.
Dominio de la mente al servicio de la Verdad.
Las sombras en este
centro de energías crean la impresión de falta de libertad de atreverse a ser
uno mismo, represión del resplandor natural del ser debido al control mental.
Sentimiento de impotencia e imagénes falsas de uno mismo, juicio mental y
racionalización. Agitación mental y confusión. “No lo consigo, no sé, no
puedo…”
4º Iglesia: Color
verde
Percepción del Amor
verdadero. Sentimiento de fraternidad, compasión, irradiación y abertura a la
disponibilidad, al servicio, a la escucha sin comentarios, sin juicios, sin
condiciones. Relaciones naturales con los demás y percepción de los espejos en
las relaciones. Acogida, benevolencia, bondad fundamental y reconocimiento del
Amor que anima a todos los seres.
Las sombras en este
centro de energía crean el sentimiento de falta de amor. Aislamiento por la
identificación con el Ego (persona separada del Todo). Orgullo y hermetismo
ante los demás y ante la vida. Visión estrecha debido a la herida del corazón y
al sentimiento de aislamiento.
5º Iglesia: Color
azul cielo
Expresión consciente
de la Divinid, abertura a la conciencia del Espíritu, del conocimiento y las
leyes de la manifestación. Creación sin esfuerzo y percepción de las leyes del
Karma. Abertura a recibir la abundanci de la Naturaleza misma de Dios.
Las sombras en este centro de energía crean la
ignorancia de las leyes del espíritu y el sentimiento de separación entre el
espíritu y la materia. Rechazo de la expresión de nuestra verdadera naturaleza.
6º Iglesia: Color
azul índigo
Conocimiento de
Cristo en Mí y en el otro y percepción directa de la realidad. Visión e
inspiración divina. Guía interior y conocimiento espiritual, percepción de la
luz y de los sentidos internos (clarividencia-clariaudiencia-clarisensibilidad).
Mirada libre de toda dualidad.
Las sombras en este
centro de energía crean la ignorancia de nuestra naturaleza verdadera y la
identificación con el animal humano. (Soy este cuerpo, este nombre, estas
cualidades y estos defectos, etc). Visión dualista y materialista de la
realidad. Hermetismo ante toda realidad espiritual, falta de visión.
7º Iglesi: Color
violeta
Conciencia de la
no-separación. Unión con el Padre (biológico y celeste), con la Conciencia
pura, vacía e infinita. Evidencia de pertenecer al Todo y visión global de la
realidad, abertura a los otros planos de conciencia y comunión con seres
celestes. Guía espiritual más allá de los límites del tiempo y del espacio.
Autoridad natural. Meditación.
Las sombras en este
centro de energía crean el sentimiento de separación, la incomprensión de la
naturalexza de la realidad y de nuestro destino. “¿Qué hago aquí’?”. Rechazo a ser la propia autoridad o rechazo del
Padre y de la autoridad. Sentimiento de exclusión y de deriva, de abandono
espiritual.
.
Silencio/Meditación
trabajo con los chacras.