“Desde el Centro se descubre la Unidad del cielo y la tierra.
El Centramiento es la puerta al Infinito: el descubrimiento de que uno es el
Sujeto de todo objeto; de que Yo soy el Centro de toda experiencia”. (Antonio Blay).
Centramiento viene de centro. Quiere decir que es un
ejercicio que va en busca, de alguna manera, de ese centro. De que nos
reconozcamos en este centro, en esos centros. Centros que corresponden a esos
tres niveles que hemos hablado. A nivel de energía, a nivel afectivo y a nivel
de visión. Centramiento será el gesto, el acto de reconocernos como centro de
ese campo de energía, de ese campo afectivo, y mental.
Hablamos de este fondo, de esta profundidad dándole
diferentes nombres. Diferentes nombres que no dejan de ser diferentes
aproximaciones de una misma cosa. Con lo cual, a lo mejor una de esas
aproximaciones nos resulta más accesible.
Apuntamos a nuestra identidad individual, a nuestro fondo. En
la terminología de nuestra cultura y nuestra religión sería lo que se entiende
como alma. La raíz individual, lo que somos profundamente.
EJERCICIO DE CENTRAMIENTO
Recordar, respecto a la postura… buscar la máxima comodidad…
teniendo presente, simplemente dos cosas: la espalda recta y la cabeza, también
en línea recta con la espalda.
Por otra parte, los brazos del modo que os permita tener los
hombros relajados. Por lo demás, buscar la máxima comodidad.
Podemos comenzar haciendo tres o cuatro respiraciones
completas, profundas…
Procurar que la espiración sea larga y aprovecharla para
aflojar… para soltar tensiones y crispaciones.
Dejad ahora que… la respiración se vaya normalizando…
Dediquemos unos instantes a contemplar la respiración…
Una contemplación sentida. Acompañar el movimiento… de cada
inspiración… de cada espiración.
Sentir el movimiento. Allá donde registréis la respiración…
en el abdomen… en el pecho.
Por un momento dejad pasar los pensamientos y atender al
hecho vivo de la respiración.
Acompañar la respiración.
Manteneros en la escucha de la respiración.
Sentir como la respiración surge de modo espontaneo… como es
algo que viene de una profundidad… que no la fabricamos.
Sentir también la energía que “empuja” la respiración.
A través de la respiración tomemos también contacto con la
“experiencia” con la “vivencia” del
cuerpo… sintamos el cuerpo… no como idea, no como imagen… sino como experiencia
directa… aquí y ahora… la sensación de estar aquí… “corporalmente”.
Sentir el cuerpo… no como concepto sino como experiencia…
sensación.
Registrar, poco a poco, como esa sensación de lo corporal…
está hecha de energía.
Démonos ahora cuenta de algo fundamental… hay alguien que
“vive”, que “experimenta” la sensación, la vivencia del cuerpo… de la
respiración… Soy yo como identidad, como sujeto… el que vive… quedémonos allí.
Una cosa es lo que percibo, la sensación…otra el “Yo” “El Centro” “El Sujeto”
que las vive… Apuntemos ahí… descubramos… detrás de las sensaciones, de lo
corporal, de la energía.
Las sensaciones cambian… unas veces sentimos el cuerpo de una
manera: cansado o con energía, con fuerza… sin embargo… El que vive, el que
experimenta es siempre el mismo… Yo soy el que vive.
…..
Ahora os pediré que imaginéis, que visualicéis… una situación
que os haga sentiros contentos, felices, alegres… o simplemente a gusto… una
situación real o ideal… quizás alguien querido… quizás un momento en que uno se
siente muy cómodo… imaginar cualquier situación que os despierte un
sentimiento… un sentimiento expansivo… de amor, de alegría o belleza… imaginar
eso… imaginaros que osa encontráis con esa persona… o que estáis en esa
situación… esa situación quizá que deseáis, que queréis que se produzca…
imaginar…
En la medida en que imagináis, se producirá una expansión, un
sentimiento, afecto… alegría… procurar sentir eso de un modo consciente…
Sintamos “abiertamente” ese afecto… alegría… o belleza
provocado por esa imagen, situémonos ahí, en lo que sentimos…
Dejad que ese sentimiento se “expanda”, se “abra”… abandonar
la imagen y manteneros en lo que sentís… descubramos ahora algo fundamental…
hay alguien que siente… el sentimiento está ahí, lo percibimos, lo vivimos.
“Yo” soy el que siente, no lo que siento… el que siente… el que está detrás de
los estados… en el fondo de lo que siento… de los sentimientos… el “Yo” que
siente… el “Centro”…
Una cosa es lo que siento… que cambia, que varía… otra el Yo
que siente… la Presencia. Aquello que siento… me sienta bien o me sienta mal…
Yo soy Yo… profundamente Yo… Ocupémonos de “Ser” no de sentir.
Constatar como en vuestra vida los estados cambian
continuamente… constatar también como uno es Uno detrás de esos estados… Yo soy
el mismo… cuando estoy triste y cuando estoy alegre… soy el mismo… “cambia mi
estado, mi raíz, mi identidad… Soy el mismo”.
Estar con ello en vuestro interior… dar espacio a esa
presencia íntima, permanente.
No queráis “coger” “encontrar un objeto”… es simplemente
“estar” con esa presencia… en presente… de Ser… ser “el que siente”…
Hay alguien que siente… ¿Quién soy yo?... no queráis
contestar…sólo seguir el curso de la pregunta… de la intuición.
Sentir como estáis más presentes detrás de los estados.
Dejémonos de confundir con los estados, con lo que nos pasa… descubramos que
uno es uno detrás de los estados… esté bien o esté mal soy el mismo… Soy el
Mismo.
…..
Desde ahí, si os parece, nos aproximamos al ámbito de nuestra
mente…
De una manera sigilosa, simplemente, observemos el estado de
nuestra mente… observar los pensamientos… la agitación que hay… pensamientos
que aparecen… observarlos sin intervenir… observar los pensamientos… y dejarlos
pasar, sin tomar partido, sin opinión.
En la medida de lo posible daros cuenta de hay alguien que
observa… yo soy el que ve, “el testigo”… no un pensamiento… el que ve, el
“espectador”… reconozcámonos ahí… apuntemos ahí…
Detrás de los pensamientos… soy el testigo de lo que veo…
…..
Ahora, dejad sensaciones, estados, pensamientos y permanecer…
unos instantes totalmente presentes… como identidad… en el YO SOY… detrás de lo
que vivo… la Raíz de Ser… Yo soy Yo.
Ayudémonos en este reconocimiento de lo que somos, en sí… En
la constatación del cambio en nuestra vida… Cómo desde que éramos niños a ahora
todo en nuestra vida ha cambiado… el cuerpo… afectos… ideas… todo ha cambiado…
todo… Sin embargo hay algo Permanente… una es la misma… profundamente la misma
hora que cuando era niña, o cuando era adolescente… la misma… ¿Qué es eso que
es lo mismo?... apuntemos… dirijámonos totalmente a ello… con toda intensidad…
aquello que es permanente… la mismidad… la identidad… aquello que he sido
siempre… que seré siempre.
No intentemos coger eso… simplemente estemos ahí, en ese
“eco”… junto a ese “ser el mismo”…
Ese es el punto de identidad, de mismidad…
El punto que somos no es ni una explicación, ni un estado, ni
una experiencia… es algo que ha permanecido intacto a lo largo del tiempo…
No perdáis de vista ese aroma, ese eco… máxima contemplación…
estar ahí.
La pregunta ¿qué es eso que se mantiene idéntico? ¿Quién está
detrás?
Cuando queráis, podemos soltar esta noción de Yo, de
Identidad para abrirnos totalmente al Silencio… al Silencio que nos envuelve,
que nos acoge, haciendo el gesto de soltar, de abandonarnos en esto que
intuimos como Infinito, Inmenso, Causa de Todo…
…..
Cuando queráis tomaremos conciencia del cuerpo… procuraremos
mantener esta mayor presencia… mayor silencio interior… y desde ahí nos
expresaremos mental, afectiva…
“El Centramiento es en sí mismo gozoso, satisfactorio. No
debe entenderse como una disciplina sino con él practicamos Ser conscientemente
lo que somos siempre; o mejor, conectamos con lo que ES siempre en nosotros”.
A. BLAY