Imagen
sacada de Internet, no conozco el autor de la pintura
Caminamos hacia la luz, sea la luna (el inconsciente) o el
sol que es a donde vamos ó lo que somos –aunque no nos lo acabamos de creer-.
El inconsciente nos lleva siempre a poner luz a la situación que de momento la
vivimos como oscura.
En la senda que imaginamos, dependerá de nosotros la
vegetación, el camino, el día, la noche… es un camino que hacemos solos porque
somos nosotros que lo creamos. En nuestra visión de la materia no vemos los
hilos de luz que nos unen unos con otros y al ampliar la conciencia sabemos que
no estamos solos, seguimos unidos a todo y a todos.
¿Seguimos de vacaciones
con la madre? ¿Hemos descubierto algo más de nuestra relación con ella o con
nosotras mismas?
Cuando creemos que estamos bloqueadas o en confusión, es
bueno recordar que nosotros no somos la confusión, ni la angustia, ni el miedo…
de lo contrario lo reforzamos. Nosotros no somos eso. Somos pura luz habitando
nuestro cuerpo. Tener la intención de no querer cambiar nada, aceptar aquello
que se presenta, agradecer la oportunidad de poner conciencia. Las memorias
siempre nos recuerdan el pasado, lo vivido y la opción de cambiar la situación
es colocarse en el presente, respirar y sentir. Ni atrás ni adelante, cuando
bajamos al cuerpo, al corazón, nos inunda una sensación de paz. Si seguimos
insistiendo en el ejercicio, la práctica nos llevara a conseguirlo.
Aquello que en el servicio somos capaces de hacer, ayudando a
los demás, ¿por qué no lo hacemos con
nosotros mismos? Buscar, ampliar, mirar otras opciones, es como ampliar la
respiración, nos libera.
Nos va la vida, si de verdad nos va la vida ENTREGEMONOS A LA
VIDA. Como decíamos en la práctica del silencio muramos en el cojín… y seguro
que entonces aparecerá el milagro de la esencia.
Los dolores en general son resistencias o avisos de alguna
cosa que no funciona bien. ¿Qué es lo
que no quiero ver? Dejemos de controlar, aceptemos lo que se presenta, sea
la respiración, la sensación, el pensamiento. No hemos de cambiar nada, no
estamos en guerra con nada, aceptemos en principio todo y luego observemos, sintamos.
Aceptar no quiere decir pasar, sencillamente al no ponernos en contra,
parapetados en nuestras creencias, llegamos a comprender la realidad, no
seguimos guerreando y vemos aquello que nuestra tozudez no nos permite ver.
Vivimos en la dualidad
y a no ser que permanezcamos en el centro, en el equilibrio siempre habrá una
parte a descubrir, la otra cara de la moneda, lo que nos resistimos aceptar.
Cuando nos llegan las imágenes fraccionadas es que no
acabamos de aceptarnos en la totalidad, somos duales en todos los aspectos de
la materia, al poder juntar las partes es que empezamos aceptarnos tal como
somos, hemos puesto luz en espacios que estaban oscuros.
Intentemos no reforzar el miedo hasta llegar a creernos
nuestra propia creación ya que entonces aparece el fantasma que nos persigue
toda la vida. Recuerdo un libro: Tierras de Ultramar de Ursula Guerin que me
pareció una forma descriptiva de hablar del miedo mediante la aventura en
tierras lejanas, al final el protagonista que era perseguido por una sombra
oscura, estaba en un barco en alta mar y no se atrevía a mirar a la sombra cada
vez más grande, hasta que al final tomando coraje se gira la mira directamente
y la sombra oscura se desvanece. ¿Comprendéis?
Hasta que no podamos mirarla y dejemos de alimentarla con nuestros pensamientos
la sombra nos perseguirá siempre.
Estamos, sin saberlo, inmersos en un océano de miedo que nos
vamos imponiendo a nosotros mismos y este océano de miedo al final se convierte
en una marea que nos impide disfrutar de la vida, gozar y es tal la amplitud de
este océano en nuestra vida que acaba por teñirlo todo. ¿Vale la pena vivir atemorizado? ¿Qué harías ahora mismo si no tuvieras
algún tipo de miedo? ¿Qué cosa/acción dejáis de realizar? A veces nos
enredamos con sutilezas, no tengo ganas, no es el momento adecuado… todo esto
se traduce, si somos sinceros con nosotros mismo, en un no me atrevo, ¿Qué es lo que te lo impide?
Recordar que somos luz, somos creadores de todas las
circunstancias de nuestra vida y si algo aparece en ella tiene una finalidad de
aprendizaje, de hacer conciencia, de descubrir la otra cara de la moneda,
aquello que no queremos ver.
El hecho de atacar en principio, de ser la autoridad son
opciones para no mostrar la fragilidad. Es reactivo a la contra, en un sentido
de rebeldía, de comparación. En principio es una salida a la dificultad que hay
que ir disminuyendo a medida que nos vamos dando cuenta de nuestros mecanismos.
Para mostrar nuestra debilidad/fragilidad necesitamos una gran fuerza, el no
hacerlo nos habla también de un tipo de miedo, de inseguridad. Todo aquello que
esconde nuestra realidad es un sobreesfuerzo de cara al exterior para no
mostrarnos tal como somos. ¿Qué hay de
malo en ser como somos? ¿Seguimos creyendo los mensajes recibidos? Entonces, ¿Quiénes somos? Dejar de comparar,
nada es mejor ni peor. Ser lo que es,
nos coloca en la realidad y en la paz. Recordar la realidad es neutra, ni buena
ni mala.
En el ejercicio de observación de la sensación/emoción ¿Os habéis dado cuenta de la gran capacidad
de imaginar y crear que tenemos? Al mantenernos en la calma aparecen nuevas
imágenes, colores, movimientos… al permanecer inalterables acaban por diluirse.
Los mensajes son personales, cada uno es distinto, cuando se
bloquean en la garganta sería ¿Qué es
aquello que no verbalizo, que no
digo? Las luces proceden de nosotros
mismos y de los objetos observados, todos tienen un aura de luz, somos luz. A
medida que profundizamos quizás podamos observar los destellos de nuestro ser.
Este es uno de los trabajos que se pueden hacer cuando hablamos de mirar hacia
dentro, dentro del mismo silencio. Tenemos un universo entero en nuestro
interior que está esperando ser descubierto.
Las nubes se agitan en la montaña.
Se multiplican.
El pasado y el futuro ya no existen.
El presente se expresa en toda su plenitud.
Me siento otra vez.
El sonido del cuerno de caza ya nos abruma.
El perfume de la hierba es embriagador.
Thich Nhat Hanh – Llamadme por mis Verdaderos Nombres-
Silencio/Observación de las sensaciones y emociones.
Imagen
sacada de Internet, no conozco el autor de la pintura.
Caminamos hacia la luz, sea la luna (el inconsciente) o el
sol que es a donde vamos ó lo que somos –aunque no nos lo acabamos de creer-.
El inconsciente nos lleva siempre a poner luz a la situación que de momento la
vivimos como oscura.
En la senda que imaginamos, dependerá de nosotros la
vegetación, el camino, el día, la noche… es un camino que hacemos solos porque
somos nosotros que lo creamos. En nuestra visión de la materia no vemos los
hilos de luz que nos unen unos con otros y al ampliar la conciencia sabemos que
no estamos solos, seguimos unidos a todo y a todos.
¿Seguimos de vacaciones
con la madre? ¿Hemos descubierto algo más de nuestra relación con ella o con
nosotras mismas?
Cuando creemos que estamos bloqueadas o en confusión, es
bueno recordar que nosotros no somos la confusión, ni la angustia, ni el miedo…
de lo contrario lo reforzamos. Nosotros no somos eso. Somos pura luz habitando
nuestro cuerpo. Tener la intención de no querer cambiar nada, aceptar aquello
que se presenta, agradecer la oportunidad de poner conciencia. Las memorias
siempre nos recuerdan el pasado, lo vivido y la opción de cambiar la situación
es colocarse en el presente, respirar y sentir. Ni atrás ni adelante, cuando
bajamos al cuerpo, al corazón, nos inunda una sensación de paz. Si seguimos
insistiendo en el ejercicio, la práctica nos llevara a conseguirlo.
Aquello que en el servicio somos capaces de hacer, ayudando a
los demás, ¿por qué no lo hacemos con
nosotros mismos? Buscar, ampliar, mirar otras opciones, es como ampliar la
respiración, nos libera.
Nos va la vida, si de verdad nos va la vida ENTREGEMONOS A LA
VIDA. Como decíamos en la práctica del silencio muramos en el cojín… y seguro
que entonces aparecerá el milagro de la esencia.
Los dolores en general son resistencias o avisos de alguna
cosa que no funciona bien. ¿Qué es lo
que no quiero ver? Dejemos de controlar, aceptemos lo que se presenta, sea
la respiración, la sensación, el pensamiento. No hemos de cambiar nada, no
estamos en guerra con nada, aceptemos en principio todo y luego observemos, sintamos.
Aceptar no quiere decir pasar, sencillamente al no ponernos en contra,
parapetados en nuestras creencias, llegamos a comprender la realidad, no
seguimos guerreando y vemos aquello que nuestra tozudez no nos permite ver.
Vivimos en la dualidad
y a no ser que permanezcamos en el centro, en el equilibrio siempre habrá una
parte a descubrir, la otra cara de la moneda, lo que nos resistimos aceptar.
Cuando nos llegan las imágenes fraccionadas es que no
acabamos de aceptarnos en la totalidad, somos duales en todos los aspectos de
la materia, al poder juntar las partes es que empezamos aceptarnos tal como
somos, hemos puesto luz en espacios que estaban oscuros.
Intentemos no reforzar el miedo hasta llegar a creernos
nuestra propia creación ya que entonces aparece el fantasma que nos persigue
toda la vida. Recuerdo un libro: Tierras de Ultramar de Ursula Guerin que me
pareció una forma descriptiva de hablar del miedo mediante la aventura en
tierras lejanas, al final el protagonista que era perseguido por una sombra
oscura, estaba en un barco en alta mar y no se atrevía a mirar a la sombra cada
vez más grande, hasta que al final tomando coraje se gira la mira directamente
y la sombra oscura se desvanece. ¿Comprendéis?
Hasta que no podamos mirarla y dejemos de alimentarla con nuestros pensamientos
la sombra nos perseguirá siempre.
Estamos, sin saberlo, inmersos en un océano de miedo que nos
vamos imponiendo a nosotros mismos y este océano de miedo al final se convierte
en una marea que nos impide disfrutar de la vida, gozar y es tal la amplitud de
este océano en nuestra vida que acaba por teñirlo todo. ¿Vale la pena vivir atemorizado? ¿Qué harías ahora mismo si no tuvieras
algún tipo de miedo? ¿Qué cosa/acción dejáis de realizar? A veces nos
enredamos con sutilezas, no tengo ganas, no es el momento adecuado… todo esto
se traduce, si somos sinceros con nosotros mismo, en un no me atrevo, ¿Qué es lo que te lo impide?
Recordar que somos luz, somos creadores de todas las
circunstancias de nuestra vida y si algo aparece en ella tiene una finalidad de
aprendizaje, de hacer conciencia, de descubrir la otra cara de la moneda,
aquello que no queremos ver.
El hecho de atacar en principio, de ser la autoridad son
opciones para no mostrar la fragilidad. Es reactivo a la contra, en un sentido
de rebeldía, de comparación. En principio es una salida a la dificultad que hay
que ir disminuyendo a medida que nos vamos dando cuenta de nuestros mecanismos.
Para mostrar nuestra debilidad/fragilidad necesitamos una gran fuerza, el no
hacerlo nos habla también de un tipo de miedo, de inseguridad. Todo aquello que
esconde nuestra realidad es un sobreesfuerzo de cara al exterior para no
mostrarnos tal como somos. ¿Qué hay de
malo en ser como somos? ¿Seguimos creyendo los mensajes recibidos? Entonces, ¿Quiénes somos? Dejar de comparar,
nada es mejor ni peor. Ser lo que es,
nos coloca en la realidad y en la paz. Recordar la realidad es neutra, ni buena
ni mala.
En el ejercicio de observación de la sensación/emoción ¿Os habéis dado cuenta de la gran capacidad
de imaginar y crear que tenemos? Al mantenernos en la calma aparecen nuevas
imágenes, colores, movimientos… al permanecer inalterables acaban por diluirse.
Los mensajes son personales, cada uno es distinto, cuando se
bloquean en la garganta sería ¿Qué es
aquello que no verbalizo, que no
digo? Las luces proceden de nosotros
mismos y de los objetos observados, todos tienen un aura de luz, somos luz. A
medida que profundizamos quizás podamos observar los destellos de nuestro ser.
Este es uno de los trabajos que se pueden hacer cuando hablamos de mirar hacia
dentro, dentro del mismo silencio. Tenemos un universo entero en nuestro
interior que está esperando ser descubierto.
Las nubes se agitan en la montaña.
Se multiplican.
El pasado y el futuro ya no existen.
El presente se expresa en toda su plenitud.
Me siento otra vez.
El sonido del cuerno de caza ya nos abruma.
El perfume de la hierba es embriagador.
Thich Nhat Hanh – Llamadme por mis Verdaderos Nombres-
Silencio/Observación de las sensaciones y emociones.
Núria Argany
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