Necesitamos constantemente buscar información, es la comida
que nos reclama nuestra mente, sus ganas de protagonismo, de mantenernos
ocupados y así nos consideramos importantes ya que nos evaluamos con la capacidad
que tenemos de almacenar datos y cuantos más, mejor.
¿Qué nos ocurre
mientras conseguimos datos? Que nos olvidamos de sentir y muchas veces hasta de respirar. Lógicamente
mientras tanto la vida pasa por nuestro lado y no nos enteramos, seguimos entretenidos
en nuestra tarea de conseguir más datos
y las oportunidades de experimentar, de vivir, de sentir, de observar quedan
perdidas en el espacio/tiempo.
Llega un momento en que comprendemos que nos hemos olvidado
de VIVIR, porque vivir no es conseguir información, VIVIR es experimentar,
sentir e ir más allá de la mente uniéndola a nuestro corazón para conectar con
la verdadera sabiduría y así ampliar la
conciencia.
Hemos de ir hacia dentro, sintiendo y experimentando. Lo que
nos viene de fuera es una oportunidad para conectar con el interior, pero si
siempre estamos en la acción de búsqueda exterior nos olvidamos de sentir y
experimentarnos.
De forma inconsciente deseamos que los demás nos solucionen
los problemas y no nos hacemos cargo de nosotros mismos, hemos de recuperar el
poder que yace en nuestro interior que espera ser rescatado para que podamos
manifestar nuestro SER.
En las relaciones se establecen juegos psicológicos y para
ello se necesitan dos personas ó más, si uno de los personajes no actúa de
acuerdo a lo establecido, se acaba el juego. ¿Recordáis la anécdota de
los perros que os comenté? Al rendirse uno de ellos el otro pierde el
interés y deja el juego. Existe el refrán: Dos no juegan si uno no quiere.
Un juego psicológico, según Eric Berne, psiquiatra y fundador
del Análisis Transaccional, lo explica como una forma disfuncional de buscar
cubrir nuestras necesidades de atención, reconocimiento y afecto aunque sea de
una manera negativa. En este caso la palabra juego no indica diversión, sino
una dinámica dentro de las relaciones interpersonales.
Existen varios patrones de jugadores: Silencioso, Perfecto,
Víctima, Salvavidas, Evasivo, Verdugo, Perseguidor…
Según el análisis transaccional existe el Triangulo del
Poder, formado por el Perseguidor, el Rescatador y la Víctima. En ocasiones se
pasan de un rol a otro, dependiendo de la situación con el fin de lograr lo que
se anhela conseguir, aunque sea inconscientemente.
PERSEGUIDOR: Todo es por tu culpa. Pone estrictos límites sin
necesidad. Culpabilidad. Oprime a la víctima. Actúa por rabia. Postura rígida y
autoritaria.
RESCATADOR: Déjame que te ayude. Ofrece ayuda sin que se lo
pidan. Se siente culpable si no hace nada. Mantiene la dependencia de la
víctima. Se permite fallar y volver a intentarlo una y otra vez.
VÍCTIMA: Pobre de mí. Se siente oprimida, impotente,
desesperada, avergonzada. Busca un rescatador con quien poder mantener sus
sentimientos negativos. Como víctima deja que otros tomen las decisiones y
resuelvan sus problemas.
EJEMPLO DE UN JUEGO
Un niño no quiere ir al colegio diciendo “no me gusta” a su
mamá, la mamá dice “no me hagas sufrir” tienes que ir al colegio (rol de
víctima de la madre).
Llama al papá a quién le dice “no sé qué hacer con este niño”
no quiere ir al colegio (invitación al papá para que entre en rol de salvador
de la madre).
El papá dirigiéndose al niño le dice “si no vas al colegio te
pego” (papá en el rol de perseguidor del hijo).
El niño empieza a llorar (posición de víctima) y llama a su
mamá (invitación de rol de salvador).
La mamá amonesta al padre (rol de perseguidora al papá)
diciendo: no voy a permitir que trates así al niño.
Papá y mamá discuten (intercambian entre ellos roles de perseguidor
y víctima).
El padre sale de casa molesto y la mamá se queda llorando
(rol de víctima).
Al ver esto el niño dice: mamá no llores, ahora mismo voy al
colegio (rol de salvador).
¿Sabéis en que roles o
juegos entráis más fácilmente?
Al inspirar, tranquilizo mi cuerpo,
Al exhalar, sonrío.
Al morar en el momento presente
Sé que éste es un momento maravilloso.
Thich Nhat Hanh
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