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Núria Argany te ofrece la posibilidad de conectar con tu esencia, lo que verdaderamente eres, haciéndote consciente de tu personaje, reconociendo tus proyecciones y resistencias a través de técnicas-terapias corporales, psicológicas y energéticas, recobrando el equilibrio, la armonía y la paz interior.

Núria Argany se ha formado a través de:

Seitai, Meditación Zen, Psicología, Terapias Naturales y Energéticas, Preparación al Parto Consciente, Ito-Termi, Sueños, Oligoelementos, Dietética, Formas-Pensamientos, Regresiones, RMF-Balacing, Tachyon, Ataraxia, Curación Cuántica, y Reconnective Healing.



viernes, 31 de marzo de 2017

Ejercicios de transformación y sanación



LA IRA

Hay dos remedios para la ira: expresarla o saborearla desde dentro. La más hermosa transformación de los juicios hacia ella se manifiesta cuando llegamos a saborearla expresándola de manera constructiva.

Expresarla:

Cuando sentimos la ira nos permitimos expresarla, ya sea por gestos, gritos o ambos. Si nos encontramos en un sitio donde socialmente es delicado hacerlo, retirándonos y sacudiéndonos, sacudiendo las manos, la cabeza y dejad salir el sonido: “Hia” varias veces. Aunque lo murmuremos este sonido nos ayudará a encontrar el fuego liberador contenido en la ira.

Lo que es importante es que dejemos de juzgar la ira, así que hemos de expresarla disfrutando. Para algunos esto será más fácil con el gesto que con la voz. Si nos sentimos bloqueados para expresarla totalmente, empezando por golpear el suelo con el pié, sabiendo que así nuestro fuego cura al tigre aprisionado que nos llama a ser reconocido y amado. Sentid nuestra fuerza, nuestra potencia, y respetarlas.

Saborearla desde dentro:

Cuando sentimos que nos viene la ira, seguidla, poniendo toda nuestra atención en ella, seguidla como si fuera un movimiento de danza, un fuego que despierta y que sólo quiere venir a quemar aquello que nos impide sentir nuestro amor y nuestra serenidad.

Si estamos solos, podemos cerrar los ojos y dejar que este fuego nos muestre su fuerza, limitándonos a seguirlo y poco a poco, dejamos a nuestro cuerpo hacer movimientos espontáneos que acompañen esta danza interior.

Si estamos en grupo, en sociedad o delante de alguien, llevamos nuestra atención a nuestro plexo solar e imaginamos un sol de oro que crece y que nos nutre en esa zona. Imaginamos que nuestro sol está unido por una cuerda de oro con el gran sol que le proporciona su calor y su fuerza. Dejamos entonces que esta fuerza solar se agrande hasta sentirnos tan poderosos como el sol. Dirigimos esa sensación de fuerza un poco más arriba de nuestro cuerpo hasta el nivel del corazón. Podemos inspirar esta fuerza en nuestro corazón y a cada espiración sentir que nuestro corazón recupera su apacible emanación natural.

Con frecuencia, cuando la ira nos invade, la emanación del tercer chacra (plexo solar) invade el del chacra del corazón y dejamos de ser conscientes de nuestra emanación de amor. Así, es necesario inspirar la fuerza, la potencia del plexo solar y elevarla a nuestro corazón.

Nuestro corazón es un mago, podemos inspirar  todo por nuestro corazón, el corazón transforma todo con su amor, éste es su poder. Así, al inspirar tomamos la energía descentrada, y al espirar la liberamos y bendiciéndola con nuestro amor que la transforma y nos equilibra.

La ira nos enseña a volver a encontrar la fuerza todopoderosa del Padre en nosotros. Atrevernos pues a reconocer nuestra fuerza y nuestro fuego será canalizado de una forma sana y adecuada en cada situación. Los desbordamientos de ira existen únicamente porque los retenemos y disminuimos nuestra naturaleza divina. Hemos de confiar en nuestra unidad, con la justicia divina del Padre en nosotros, y sentid esta unidad.

El padre no tiene miedo de ser juzgado al expresar el fuego si es necesario. Aquel que se siente juzgado es una máscara infantil, des-identifiquemos y recuperemos nuestra conciencia de ser el padre de nuestra vida, el dueño de nuestra vida, el único que puede decidir en nuestra vida.



                      




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