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Núria Argany te ofrece la posibilidad de conectar con tu esencia, lo que verdaderamente eres, haciéndote consciente de tu personaje, reconociendo tus proyecciones y resistencias a través de técnicas-terapias corporales, psicológicas y energéticas, recobrando el equilibrio, la armonía y la paz interior.

Núria Argany se ha formado a través de:

Seitai, Meditación Zen, Psicología, Terapias Naturales y Energéticas, Preparación al Parto Consciente, Ito-Termi, Sueños, Oligoelementos, Dietética, Formas-Pensamientos, Regresiones, RMF-Balacing, Tachyon, Ataraxia, Curación Cuántica, y Reconnective Healing.



jueves, 22 de diciembre de 2016

Navidad y el segundo nacimiento



Existen cuatro fiestas cardinales: Navidad, Pascua, la fiesta de San Juan y la de San Miguel, no es por casualidad o porque algunos religiosos hayan considerado conveniente instituirlas, sino porque corresponden a fenómenos cósmicos. En el transcurso del año, el sol pasa por cuatro puntos cardinales (equinoccio de primavera, solsticio de verano, equinoccio de otoño y solsticio de invierno), y durante estos cuatro períodos se producen en la naturaleza gran afluencia y circulación de energías que ejercen influencia sobre la tierra y sobre todos los seres que la pueblan: las plantas, los animales, los humanos…

La tradición cristiana relata que Jesús nació el 25 de diciembre, a medianoche. En dicho día, el sol acaba de entrar en la constelación de Capricornio. Simbólicamente, Capricornio está relacionado con las montañas, con las grutas, y es precisamente en la oscuridad de una gruta donde puede nacer el Niño Jesús. Durante el resto del año la naturaleza y el hombre han desarrollado una gran actividad, pero cuando se acerca el invierno muchos trabajos se paralizan, los días menguan, las noches se alargan; es el momento de la meditación, del recogimiento, lo cual le permite al hombre penetrar en las profundidades de su ser y elaborar las condiciones para el nacimiento del Niño.


Dejemos a un lado la cuestión de saber si Jesús nació verdaderamente el 25 de Diciembre, a medianoche. Lo que nos interesa es que en esta fecha tiene lugar en la naturaleza el nacimiento del principio crístico, de esta luz y de este calor que van a transformarlo todo. Durante este período, en el Cielo también se celebra esta fiesta: los Ángeles cantan y todos los Santos, los grandes Maestros y los Iniciados se reúnen para orar, para dar gloria al Eterno y festejar el nacimiento de Cristo, que nace realmente en el universo.
 
¿Y durante este tiempo, nosotros qué hacemos? ¿Cómo festejamos el nacimiento de Jesús?

Nosotros sabemos que en la noche de Navidad, Cristo nace en el mundo en forma de luz, de calor y de vida, y nos preparamos  para que este Niño divino nazca también en nosotros. ¿Lo hacemos o nos dedicamos solamente a celebrarlo externamente? ¿Somos conscientes del milagro cósmico?: es la primera manifestación de vida en la naturaleza, el principio de todas las manifestaciones. Luego, este nacimiento es un acontecimiento místico, es decir, que Cristo debe nacer en cada alma humana como principio de luz y de amor divino. Eso es el nacimiento de Jesús, y en tanto el hombre no posea la luz y el amor, el Niño Jesús no puede nacer en él. Puede celebrarlo, puede esperarlo…, pero nada va a ocurrir.

El nacimiento de Cristo es un acontecimiento que se produce cada año en el universo y así sucede en cada instante, Cristo puede nacer también en nosotros.

¿Cómo trabajamos para hacer nacer el Niño Jesús en nosotros? ¿Qué hemos preparado este año para celebrar el acontecimiento? 

¿Os acordáis de las palabras de Jesús a Nicodemo? “En verdad, en verdad te digo, si un hombre no nace de nuevo no puede ver el Reino de Dios” y este dijo ¿Cómo puede un hombre nacer de nuevo en el seno de su madre y volver a nacer? Respondió Jesús: “En verdad, en verdad te digo que si un hombre no nace del agua y del espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. Lo que nace de la carne, carne es; pero lo que nace del Espíritu, es espíritu. No te asombres de lo que te he dicho: ES PRECISO QUE NAZCÁIS DE NUEVO. El viento sopla donde quiere, y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni adónde va; lo mismo sucede con todo hombre nacido del Espíritu”.

En el lenguaje de los símbolos, el agua representa la materia primordial y el fuego representa el espíritu.

El agua y el fuego son la materia y el espíritu; son también, la mujer y el hombre, los dos principios masculino y femenino que deben unirse para producir un tercer principio: la energía del hijo. Son también el lado emisor y el lado receptivo de su ser.

Si buscamos las correspondencias en el mundo divino, el fuego representa la sabiduría y el agua el amor. El amor y la sabiduría producen la verdad. La verdad es su hijo. La verdad es el Niño Jesús que nace, es decir, una conciencia nueva.



¿Qué hay que entender por segundo nacimiento? El segundo nacimiento es eso: poder entrar y vivir en un universo de otra dimensión.

Cuando el alma y el espíritu se unen dan a luz un germen que se desarrolla como una conciencia nueva. Esta conciencia nueva se manifiesta como una luz interior que expulsa las tinieblas, como un calor tan intenso que aunque el mundo entero os abandone nunca os sentís solos, como una vida abundante que hacéis brotar por doquiera que os lleven vuestros pies, como una afluencia de energía que consagráis a la edificación y a la construcción del Reino de Dios, como una alegría extraordinaria de sentirse conectado con todo el universo, con todas las almas evolucionadas, de formar parte de esta inmensidad…, y la certeza de que nadie puede quitaros esta alegría. En la India, este estado se llama conciencia búdica; y los cristianos lo llaman el nacimiento de Cristo.

El segundo nacimiento es el nacimiento en el mundo divino, y esta vez es el propio hombre el que decide nacer y el que lo hace gracias a sus propios esfuerzos. En este nacimiento, vosotros sois los responsables, los que decidís nacer en el mundo de la luz. Conscientemente, pacientemente, inteligentemente, os modeláis otro cuerpo para nacer en el Reino de Dios.

El segundo nacimiento es el nacimiento de Jesús, pero el nacimiento de Jesús es también vuestro nacimiento. La madre es el agua, es decir, el amor, la pureza, la vida; y el padre es el fuego, la luz, el espíritu. Si no poseéis estos dos principios: el amor, que es el principio femenino, y la sabiduría, que es el principio masculino, no podéis nacer por segunda vez.

Habéis nacido ya una vez, ciertamente, pero todavía no habéis nacido del amor y la sabiduría. Para nacer por segunda vez en forma de Niño Jesús, son precisos un padre y una madre más elevados, más evolucionados que el padre y la madre físicos: son precisos el amor y la sabiduría, y el niño que nazca será la verdad, la plenitud de vida, lo que es real y verídico.

Ahora, sólo os resta pedir a las entidades celestiales que están ahí, que os escuchen, que os visiten, que os ayuden a realizar este plan gigantesco: el nacimiento de lo divino en vosotros. Después, cada día deberéis continuar aportando los materiales, cuidando de que sean puros, armoniosos, y en cuanto algo no esté a punto deberéis limpiarlo, repararlo o eliminarlo. Las dificultades del trabajo interior no son muy diferentes de las del trabajo físico: siempre hay algunas salpicaduras, algunas manchas… Pero si os vigiláis, si continuáis trabajando con los instrumentos que Dios os ha dado: el intelecto, el corazón, la voluntad, y si cuando os dais cuenta de algo se tuerce un poco, lo enderezáis pacientemente, sin forzar las cosas, con prudencia, cada día os traerá sus bendiciones, sus luces, y la vida se volverá extraordinaria, llena de alegría, de esperanza y de amor, simplemente porque hacéis el trabajo que habéis venido hacer. Preparando el nuevo nacimiento, renaciendo de nuevo a la luz y al amor.



                    
 Algunos comentarios han sido extraídos del libro “Navidad y Pascua en la tradición iniciática” de Omraam Mikhael Aïvanhov.

 

¿Qué es la navidad?
¿Qué estará pasando Mamá?, no entiendo nada,
es Navidad y todos esperando regalos y a Santa Claus,
¿por qué buscan el mejor vestido y el abrigo?, ¿el más elegante reloj y pantalón?,
¿El peinado adecuado y el perfume más caro?

¿Mamá, no saben que es la Navidad?
¿Por qué no adoran a Dios de Amor y de la verdad?
¿Que no saben que hoy nació?
Que no necesita regalos caros si no
un corazón lleno de amor.

¿En dónde se perdió la Navidad?
¿Quién se la llevo? ¿Y en dónde el dejo?,
¿Por qué muy pocos saben que hoy nació nuestro salvador?
Quizás olvidaron que él murió por amor
o es quizás que ya olvidaron que es el amor.

¿Por qué comprar lujos en Navidad?,
mientras tienes un corazón lleno de soledad,
el no te pide oro ni plata, ni ropa ni alhajas,
él te pide que lo visites en su casa.

Hoy es Navidad, invítalo a pasar,
prepárale un banquete donde él sea el invitado especial,
abre tu corazón y dale todo tu amor


Feliz Navidad!!!
 Colaboración de María L

Ejercicio de Centramiento y Meditación en busca del niño en nuestro interior.






miércoles, 14 de diciembre de 2016

El espejo del cuerpo



De la misma forma que podéis prestar atención al espejo de vosotros mismos que os reenvían vuestras relaciones, podéis estar a la escucha de este maravilloso maestro que es vuestro cuerpo.

Al principio, vuestro cuerpo es un instrumento completamente neutral, nuevo y a vuestro total servicio. Cuando miráis a los niños pequeños, podéis ver que toda la belleza de la Divinidad irradia por ese cuerpo. Os habéis dado cuenta de la perfección del cuerpo nuevo de un niño: el brillo del pelo y de la piel, el esplendor de la mirada y las formas armoniosas de todo su cuerpo son espejos del esplendor de la Presencia divina que habita y construye ese cuerpo
.
Al crecer, recibís todo un bagaje de mensajes condicionados por las creencias de aquellos que tomáis como modelos, para aprender a funcionar con este cuerpo en el mundo.

Y así, poco a poco, os olvidáis de ser perfectos pues dais crédito a los juicios y creencias que limitan esa perfección.

La primera y principal creencia que desencadena el proceso del olvido de vuestra perfección, es la certeza de que utilizando un vehículo de materia, abandonáis la libertad fundamental del Espíritu. Creéis desde vuestro nacimiento, e incluso a veces desde el vientre materno, que el Espíritu se encarna en un mundo oscuro en comparación con el que venís. Así, debido a esta creencia primaria, desarrolláis una actitud de reacción a la materia, seguida de un sentimiento de aislamiento profundo (estar solo en un cuerpo distinto de los demás). La percepción de la separación se ha instalado.

Esta idea de la separación desencadena inevitablemente un sentimiento de carencia. Si antes erais Uno en un mundo de luz, ahora os sentís como aislados en un mundo de sombra, alimentáis la convicción de carecer de lo esencial: el Amor.

Aquellos que reciben dentro del marco familiar suficientes muestras de afecto, de respeto y de amor, verán poco a poco que esta sensación de aislamiento no es tan real y en cualquier caso no afecta a su bienestar, ya que pueden recibir amor de igual manera que en el mundo espiritual. La única diferencia es que en este mundo se puede recibir amor a través de las percepciones sensoriales del tacto, del gusto, etc., lo cual es una experiencia maravillosa y agradable.

Así, cuando el amor y el respeto hacia el ser recién llegado han sido mantenidos, éste podrá apreciar el regalo de experimentar el intercambio de amor a través de un cuerpo; sentirá gratitud y alegría a cada nuevo día porque sabrá que cada nuevo día le depara nuevas sorpresas llenas de experiencias ricas en enseñanzas.

En cambio, el niño que, además de haber desarrollado la idea de separación sólo por su encarnación en un cuerpo, no recibe a su alrededor más que múltiples muestras que le confirman que el mundo de la Tierra carece de amor y de respeto, desarrollará lo que podríamos llamar una burbuja de protección que lo aislará aún más.

Es importante comprender que vuestra manera de reaccionar ante los acontecimientos es el factor que determinará el tipo de experiencia que vais a tener y que veréis reflejarse en vuestro cuerpo.

Ahora podéis perdonaros por haber dado crédito a unas apariencias y a unas creencias que no os pertenecían y hacer un balance.

Vuestro cuerpo simplemente ha reproducido esas reacciones para defenderse y mantener su equilibrio. No le responsabilicéis ni le “culpéis” de vuestro malestar, ya que el cuerpo no es más que vuestro fiel servidor; solo que graba datos, vuestro cerebro graba vuestros pensamientos y vuestras creencias, los ejecuta a través de vuestro cuerpo y los reproduce en los acontecimientos, manifestando vuestras decisiones en el mundo visible.

Por tanto, en vez de luchar contra los desequilibrios que se manifiestan en vuestro organismo y crear nuevas tensiones que serán nuevos programas destructivos para vuestro cuerpo y para vuestro bienestar, sed amables con él y dadle las gracias por informaros de manera tan precisa sobre los pensamientos y actitudes inconscientes que mantenéis hacia vosotros mismos.

El cuerpo es el espejo perfecto de vuestra forma de ser hacia vosotros mismos. Por medio de síntomas visibles, os reenvía la información que un día programasteis y grabasteis en vuestro sistema de creencias y que quizá todavía se manifiesta hoy en vuestra vida cotidiana.

Es por esta razón por la que conviene aprender a escuchar lo que vuestro cuerpo tiene que deciros.

Recordad, un espejo reproduce exactamente la imagen que se le muestra. Por consiguiente, no sirve de nada intentar analizar las imágenes reproducidas en forma de síntomas en vuestro cuerpo, pero es importante aprender a mirar y a escuchar sin juzgar.
 
Si observáis vuestros síntomas con la mirada de un juez, sólo os culpáis más por haberos alejado de vuestra perfección y de vuestro bienestar natural y original, y por lo tanto reforzáis el síntoma.

La actitud esencial que debéis guardar presente en vuestro espíritu cuando empezáis a miraros cara a cara en estos espejos, es la tolerancia y la  dulzura hacia vosotros mismos. Entonces, veamos ahora de qué forma podéis descodificar los mensajes de vuestro cuerpo.

En primer lugar, mirad qué parte de vuestro cuerpo os da un mensaje de desarmonía: ¿es en la parte superior, en la inferior o en la central?

Todo lo que os designa la parte de la cabeza, de la garganta y de los brazos, os conduce a poner vuestra atención sobre la manera en que percibís el mundo, cómo lo pensáis y cómo expresáis vuestra relación con él.

Todo lo que os designa la parte central, el corazón y el vientre, os conduce a poner vuestra atención sobre lo que sentís, sobre los sentimientos y las emociones que mantenéis con el mundo y sobre cómo digerís y reaccionáis ante los acontecimientos.

Todo los que os designa la parte inferior, los riñones, la cadera, las piernas y los pies, os conduce a poner vuestra conciencia sobre vuestra manera de actuar y de materializar vuestras intenciones en la Materia-Tierra. Vuestras piernas y vuestros pies os muestran cómo os sentís llevados por la Tierra, cómo os desplazáis por ella y cómo os sentís unidos a ella, mientras que vuestras rodillas os informan de vuestra flexibilidad o de vuestra rigidez.

Todas las partes de vuestro cuerpo os informan sobre vuestra interacción con la Tierra y el mundo. Reflejan con precisión de qué manera reaccionáis al mundo de la Tierra. Cuando no estáis en reacción, es decir, cuando os sentís en armonía con el mundo de la          Tierra sabiendo que la Tierra os ha acogido para vuestra realización, no tenéis ninguna tensión en vuestro Espíritu y por lo tanto ninguna tensión en vuestro cuerpo.

La pregunta: “¿Soy feliz ahora?” os ayudará a observar vuestras reacciones y a ver los aspectos de vuestra vida que necesitan un poco más de atención y sobre todo un poco más de amor y tolerancia.

Por lo tanto, no atribuyáis más la culpa de vuestros desequilibrios a vuestro cuerpo, porque esta es la ley de toda vida:

“Todo lo que es creado tiene sus raíces en la conciencia y en el Espíritu. El cuerpo, las relaciones y los acontecimientos de vuestra vida son la manifestación de vuestras creaciones en el mundo”.

El mundo es un espejo en el que podéis escoger mirar con entusiasmo las revelaciones y los regalos que os ofrece, o con amargura y sintiéndoos víctimas. Esta elección os incumbe, y sois el único ser en el mundo que puede elegir en vuestra vida. Entonces, os propongo estudiar esta elección con detenimiento y desarrollar una actitud de agradecimiento hacia el mundo de la Tierra, el cual os ofrece tantas posibilidades de descubriros a través de su reflejo.

Eligiendo esta actitud de benevolencia, notaréis que las tensiones disminuyen, pues notaréis que habéis elegido vivir y no sobrevivir; ésta también es una elección que solamente vosotros podéis tomar. La vida sólo responderá a los datos que emitís por medio de vuestras decisiones.

Por eso es conveniente ser conscientes de vuestras prioridades y de vuestras elecciones.

¿Tenéis realmente ganas de vivir, es decir, de permitiros volver a tener la actitud del niño pequeño que se maravilla ante el simple regalo de estar vivo y de realizar su Presencia?

Si verdaderamente deseáis tomar esta elección de amor hacia vosotros mismos, propongo que os toméis todos los días un poco de tiempo para observar vuestros espejos. Haced una evaluación al final del día, mirando simplemente qué tipos de encuentros y relaciones habéis tenido, cómo ha hablado vuestro cuerpo de su bienestar o de sus desequilibrios, cómo habéis realizado vuestros proyectos de amor, cómo habéis amado.

La forma en que amáis es el espejo de la forma en que os amáis, ¡no podéis esperar que los espejos os reflejen un amor, una dulzura y unos gestos de ternura si vosotros mismos estáis constantemente haciéndoos reproches o comentarios sobre vuestra incapacidad de experimentar lo que os corresponde!

Así que, tomad estos espejos como maestros condescendientes cuyo propósito es acercaros aún más a vuestro yo Real y a vuestro Amor hacia vosotros mismos.

Así, no alimentéis más los pensamientos que van en contra de esta elección.

Por último, dad las gracias a vuestro cuerpo y a la Tierra por ofreceros gratuita e incondicionalmente la maravillosa oportunidad de fusión con ella, con el fin de experimentar, en este cuerpo de sensaciones, el éxtasis de la luz de vida.

Acostumbraros a observar vuestros pensamientos y vuestras palabras, porque son los servidores que ejecutan las órdenes dadas por vuestro Espíritu consciente, por vuestro libre albedrío.


                   
Mi cuerpo es mi templo,
Lo amo sin condiciones,
Y me permito expresar a través de él
La perfección de la
Presencia divina de Amor.
                                               Maestro El Morya

Este es el trabajo que os doy para las vacaciones de Navidad, la observación de los espejos en vuestra vida diaria para reconoceros en esencia e ir transmutando los desequilibrios y poned Amor en todos ellos.
 

Meditación/Silencio de conexión en un conflicto con el cuerpo.

sábado, 10 de diciembre de 2016

Abandonar la distracció i la inconsciència


Us envio un article de opinió que va sortit al diari Ara el passat dijous 1 de desembre, escrit per Hashimi I. Cabrera (Artista. Especialista en Islam Andalusí) amb el titul de Abandonar la distracció i la insconsciència:

La santa d'Àvila, Teresa, va dir "moro perquè no moro", perquè estava sentint intensament la ferida de la separació, el desig d'abandonar un món de divisions i lluites, d'enfrontaments i objectes infinits... Per això també el Buda va dir que la naturalesa del món de les deu mil coses és el sofriment i mitjançant els seus ensenyaments va tractar d'alleujar o guarir els éssers humans del profund malestar de la distància i oblit
.
Encara que sigui absurd racionalment admetre la idea d'una "unió amb Déu", els mestres místics ens parlen d'unió en el sentit de reintegeació, de retorn, de recuperació de la consciència unitària, de la vida com a unitat, i potser per això mateix ens insisteixen tant en l'abandó de l'egocentrisme i de la consciència separada
.
No és casual que tots els pobles i les cultures hagin conegut experiències transcendents, místiques, xamàniques, reintegradores. Aquesta universalitat respon a una necessitat real de l'ésser humà de realitzar-se com a tal aconseguint les cotes més altes de la consciència.

En el sufisme, que és la mística musulmana del retorn, aquest camí de reintegració comença amb la tauba, amb un girar-se vers Déu amb tot l'ésser. Girar-nos amb tot el nostre ésser a la realitat és prendre la decisió d'abandonar la distracció, la inconsciència, el que és inútil, irreal, en definitiva
.
I això requereix que sigui experimentat, no només imaginat o concebut intel.lectualment. D'aquí la importància del sentiment i de la vida emocional en el camí espiritual, sender devocional que no és sinó via unitiva necessària que ens torna al nostre nucli real i diví. Així anem comprenent gradualment quina és la nostre situació existencial real, les coordenades del nostre itinerari terrestre i la necessitat de situar cada cosa al seu lloc.