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jueves, 22 de diciembre de 2016

Navidad y el segundo nacimiento



Existen cuatro fiestas cardinales: Navidad, Pascua, la fiesta de San Juan y la de San Miguel, no es por casualidad o porque algunos religiosos hayan considerado conveniente instituirlas, sino porque corresponden a fenómenos cósmicos. En el transcurso del año, el sol pasa por cuatro puntos cardinales (equinoccio de primavera, solsticio de verano, equinoccio de otoño y solsticio de invierno), y durante estos cuatro períodos se producen en la naturaleza gran afluencia y circulación de energías que ejercen influencia sobre la tierra y sobre todos los seres que la pueblan: las plantas, los animales, los humanos…

La tradición cristiana relata que Jesús nació el 25 de diciembre, a medianoche. En dicho día, el sol acaba de entrar en la constelación de Capricornio. Simbólicamente, Capricornio está relacionado con las montañas, con las grutas, y es precisamente en la oscuridad de una gruta donde puede nacer el Niño Jesús. Durante el resto del año la naturaleza y el hombre han desarrollado una gran actividad, pero cuando se acerca el invierno muchos trabajos se paralizan, los días menguan, las noches se alargan; es el momento de la meditación, del recogimiento, lo cual le permite al hombre penetrar en las profundidades de su ser y elaborar las condiciones para el nacimiento del Niño.


Dejemos a un lado la cuestión de saber si Jesús nació verdaderamente el 25 de Diciembre, a medianoche. Lo que nos interesa es que en esta fecha tiene lugar en la naturaleza el nacimiento del principio crístico, de esta luz y de este calor que van a transformarlo todo. Durante este período, en el Cielo también se celebra esta fiesta: los Ángeles cantan y todos los Santos, los grandes Maestros y los Iniciados se reúnen para orar, para dar gloria al Eterno y festejar el nacimiento de Cristo, que nace realmente en el universo.
 
¿Y durante este tiempo, nosotros qué hacemos? ¿Cómo festejamos el nacimiento de Jesús?

Nosotros sabemos que en la noche de Navidad, Cristo nace en el mundo en forma de luz, de calor y de vida, y nos preparamos  para que este Niño divino nazca también en nosotros. ¿Lo hacemos o nos dedicamos solamente a celebrarlo externamente? ¿Somos conscientes del milagro cósmico?: es la primera manifestación de vida en la naturaleza, el principio de todas las manifestaciones. Luego, este nacimiento es un acontecimiento místico, es decir, que Cristo debe nacer en cada alma humana como principio de luz y de amor divino. Eso es el nacimiento de Jesús, y en tanto el hombre no posea la luz y el amor, el Niño Jesús no puede nacer en él. Puede celebrarlo, puede esperarlo…, pero nada va a ocurrir.

El nacimiento de Cristo es un acontecimiento que se produce cada año en el universo y así sucede en cada instante, Cristo puede nacer también en nosotros.

¿Cómo trabajamos para hacer nacer el Niño Jesús en nosotros? ¿Qué hemos preparado este año para celebrar el acontecimiento? 

¿Os acordáis de las palabras de Jesús a Nicodemo? “En verdad, en verdad te digo, si un hombre no nace de nuevo no puede ver el Reino de Dios” y este dijo ¿Cómo puede un hombre nacer de nuevo en el seno de su madre y volver a nacer? Respondió Jesús: “En verdad, en verdad te digo que si un hombre no nace del agua y del espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. Lo que nace de la carne, carne es; pero lo que nace del Espíritu, es espíritu. No te asombres de lo que te he dicho: ES PRECISO QUE NAZCÁIS DE NUEVO. El viento sopla donde quiere, y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni adónde va; lo mismo sucede con todo hombre nacido del Espíritu”.

En el lenguaje de los símbolos, el agua representa la materia primordial y el fuego representa el espíritu.

El agua y el fuego son la materia y el espíritu; son también, la mujer y el hombre, los dos principios masculino y femenino que deben unirse para producir un tercer principio: la energía del hijo. Son también el lado emisor y el lado receptivo de su ser.

Si buscamos las correspondencias en el mundo divino, el fuego representa la sabiduría y el agua el amor. El amor y la sabiduría producen la verdad. La verdad es su hijo. La verdad es el Niño Jesús que nace, es decir, una conciencia nueva.



¿Qué hay que entender por segundo nacimiento? El segundo nacimiento es eso: poder entrar y vivir en un universo de otra dimensión.

Cuando el alma y el espíritu se unen dan a luz un germen que se desarrolla como una conciencia nueva. Esta conciencia nueva se manifiesta como una luz interior que expulsa las tinieblas, como un calor tan intenso que aunque el mundo entero os abandone nunca os sentís solos, como una vida abundante que hacéis brotar por doquiera que os lleven vuestros pies, como una afluencia de energía que consagráis a la edificación y a la construcción del Reino de Dios, como una alegría extraordinaria de sentirse conectado con todo el universo, con todas las almas evolucionadas, de formar parte de esta inmensidad…, y la certeza de que nadie puede quitaros esta alegría. En la India, este estado se llama conciencia búdica; y los cristianos lo llaman el nacimiento de Cristo.

El segundo nacimiento es el nacimiento en el mundo divino, y esta vez es el propio hombre el que decide nacer y el que lo hace gracias a sus propios esfuerzos. En este nacimiento, vosotros sois los responsables, los que decidís nacer en el mundo de la luz. Conscientemente, pacientemente, inteligentemente, os modeláis otro cuerpo para nacer en el Reino de Dios.

El segundo nacimiento es el nacimiento de Jesús, pero el nacimiento de Jesús es también vuestro nacimiento. La madre es el agua, es decir, el amor, la pureza, la vida; y el padre es el fuego, la luz, el espíritu. Si no poseéis estos dos principios: el amor, que es el principio femenino, y la sabiduría, que es el principio masculino, no podéis nacer por segunda vez.

Habéis nacido ya una vez, ciertamente, pero todavía no habéis nacido del amor y la sabiduría. Para nacer por segunda vez en forma de Niño Jesús, son precisos un padre y una madre más elevados, más evolucionados que el padre y la madre físicos: son precisos el amor y la sabiduría, y el niño que nazca será la verdad, la plenitud de vida, lo que es real y verídico.

Ahora, sólo os resta pedir a las entidades celestiales que están ahí, que os escuchen, que os visiten, que os ayuden a realizar este plan gigantesco: el nacimiento de lo divino en vosotros. Después, cada día deberéis continuar aportando los materiales, cuidando de que sean puros, armoniosos, y en cuanto algo no esté a punto deberéis limpiarlo, repararlo o eliminarlo. Las dificultades del trabajo interior no son muy diferentes de las del trabajo físico: siempre hay algunas salpicaduras, algunas manchas… Pero si os vigiláis, si continuáis trabajando con los instrumentos que Dios os ha dado: el intelecto, el corazón, la voluntad, y si cuando os dais cuenta de algo se tuerce un poco, lo enderezáis pacientemente, sin forzar las cosas, con prudencia, cada día os traerá sus bendiciones, sus luces, y la vida se volverá extraordinaria, llena de alegría, de esperanza y de amor, simplemente porque hacéis el trabajo que habéis venido hacer. Preparando el nuevo nacimiento, renaciendo de nuevo a la luz y al amor.



                    
 Algunos comentarios han sido extraídos del libro “Navidad y Pascua en la tradición iniciática” de Omraam Mikhael Aïvanhov.

 

¿Qué es la navidad?
¿Qué estará pasando Mamá?, no entiendo nada,
es Navidad y todos esperando regalos y a Santa Claus,
¿por qué buscan el mejor vestido y el abrigo?, ¿el más elegante reloj y pantalón?,
¿El peinado adecuado y el perfume más caro?

¿Mamá, no saben que es la Navidad?
¿Por qué no adoran a Dios de Amor y de la verdad?
¿Que no saben que hoy nació?
Que no necesita regalos caros si no
un corazón lleno de amor.

¿En dónde se perdió la Navidad?
¿Quién se la llevo? ¿Y en dónde el dejo?,
¿Por qué muy pocos saben que hoy nació nuestro salvador?
Quizás olvidaron que él murió por amor
o es quizás que ya olvidaron que es el amor.

¿Por qué comprar lujos en Navidad?,
mientras tienes un corazón lleno de soledad,
el no te pide oro ni plata, ni ropa ni alhajas,
él te pide que lo visites en su casa.

Hoy es Navidad, invítalo a pasar,
prepárale un banquete donde él sea el invitado especial,
abre tu corazón y dale todo tu amor


Feliz Navidad!!!
 Colaboración de María L

Ejercicio de Centramiento y Meditación en busca del niño en nuestro interior.






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