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Núria Argany te ofrece la posibilidad de conectar con tu esencia, lo que verdaderamente eres, haciéndote consciente de tu personaje, reconociendo tus proyecciones y resistencias a través de técnicas-terapias corporales, psicológicas y energéticas, recobrando el equilibrio, la armonía y la paz interior.

Núria Argany se ha formado a través de:

Seitai, Meditación Zen, Psicología, Terapias Naturales y Energéticas, Preparación al Parto Consciente, Ito-Termi, Sueños, Oligoelementos, Dietética, Formas-Pensamientos, Regresiones, RMF-Balacing, Tachyon, Ataraxia, Curación Cuántica, y Reconnective Healing.



miércoles, 14 de diciembre de 2016

El espejo del cuerpo



De la misma forma que podéis prestar atención al espejo de vosotros mismos que os reenvían vuestras relaciones, podéis estar a la escucha de este maravilloso maestro que es vuestro cuerpo.

Al principio, vuestro cuerpo es un instrumento completamente neutral, nuevo y a vuestro total servicio. Cuando miráis a los niños pequeños, podéis ver que toda la belleza de la Divinidad irradia por ese cuerpo. Os habéis dado cuenta de la perfección del cuerpo nuevo de un niño: el brillo del pelo y de la piel, el esplendor de la mirada y las formas armoniosas de todo su cuerpo son espejos del esplendor de la Presencia divina que habita y construye ese cuerpo
.
Al crecer, recibís todo un bagaje de mensajes condicionados por las creencias de aquellos que tomáis como modelos, para aprender a funcionar con este cuerpo en el mundo.

Y así, poco a poco, os olvidáis de ser perfectos pues dais crédito a los juicios y creencias que limitan esa perfección.

La primera y principal creencia que desencadena el proceso del olvido de vuestra perfección, es la certeza de que utilizando un vehículo de materia, abandonáis la libertad fundamental del Espíritu. Creéis desde vuestro nacimiento, e incluso a veces desde el vientre materno, que el Espíritu se encarna en un mundo oscuro en comparación con el que venís. Así, debido a esta creencia primaria, desarrolláis una actitud de reacción a la materia, seguida de un sentimiento de aislamiento profundo (estar solo en un cuerpo distinto de los demás). La percepción de la separación se ha instalado.

Esta idea de la separación desencadena inevitablemente un sentimiento de carencia. Si antes erais Uno en un mundo de luz, ahora os sentís como aislados en un mundo de sombra, alimentáis la convicción de carecer de lo esencial: el Amor.

Aquellos que reciben dentro del marco familiar suficientes muestras de afecto, de respeto y de amor, verán poco a poco que esta sensación de aislamiento no es tan real y en cualquier caso no afecta a su bienestar, ya que pueden recibir amor de igual manera que en el mundo espiritual. La única diferencia es que en este mundo se puede recibir amor a través de las percepciones sensoriales del tacto, del gusto, etc., lo cual es una experiencia maravillosa y agradable.

Así, cuando el amor y el respeto hacia el ser recién llegado han sido mantenidos, éste podrá apreciar el regalo de experimentar el intercambio de amor a través de un cuerpo; sentirá gratitud y alegría a cada nuevo día porque sabrá que cada nuevo día le depara nuevas sorpresas llenas de experiencias ricas en enseñanzas.

En cambio, el niño que, además de haber desarrollado la idea de separación sólo por su encarnación en un cuerpo, no recibe a su alrededor más que múltiples muestras que le confirman que el mundo de la Tierra carece de amor y de respeto, desarrollará lo que podríamos llamar una burbuja de protección que lo aislará aún más.

Es importante comprender que vuestra manera de reaccionar ante los acontecimientos es el factor que determinará el tipo de experiencia que vais a tener y que veréis reflejarse en vuestro cuerpo.

Ahora podéis perdonaros por haber dado crédito a unas apariencias y a unas creencias que no os pertenecían y hacer un balance.

Vuestro cuerpo simplemente ha reproducido esas reacciones para defenderse y mantener su equilibrio. No le responsabilicéis ni le “culpéis” de vuestro malestar, ya que el cuerpo no es más que vuestro fiel servidor; solo que graba datos, vuestro cerebro graba vuestros pensamientos y vuestras creencias, los ejecuta a través de vuestro cuerpo y los reproduce en los acontecimientos, manifestando vuestras decisiones en el mundo visible.

Por tanto, en vez de luchar contra los desequilibrios que se manifiestan en vuestro organismo y crear nuevas tensiones que serán nuevos programas destructivos para vuestro cuerpo y para vuestro bienestar, sed amables con él y dadle las gracias por informaros de manera tan precisa sobre los pensamientos y actitudes inconscientes que mantenéis hacia vosotros mismos.

El cuerpo es el espejo perfecto de vuestra forma de ser hacia vosotros mismos. Por medio de síntomas visibles, os reenvía la información que un día programasteis y grabasteis en vuestro sistema de creencias y que quizá todavía se manifiesta hoy en vuestra vida cotidiana.

Es por esta razón por la que conviene aprender a escuchar lo que vuestro cuerpo tiene que deciros.

Recordad, un espejo reproduce exactamente la imagen que se le muestra. Por consiguiente, no sirve de nada intentar analizar las imágenes reproducidas en forma de síntomas en vuestro cuerpo, pero es importante aprender a mirar y a escuchar sin juzgar.
 
Si observáis vuestros síntomas con la mirada de un juez, sólo os culpáis más por haberos alejado de vuestra perfección y de vuestro bienestar natural y original, y por lo tanto reforzáis el síntoma.

La actitud esencial que debéis guardar presente en vuestro espíritu cuando empezáis a miraros cara a cara en estos espejos, es la tolerancia y la  dulzura hacia vosotros mismos. Entonces, veamos ahora de qué forma podéis descodificar los mensajes de vuestro cuerpo.

En primer lugar, mirad qué parte de vuestro cuerpo os da un mensaje de desarmonía: ¿es en la parte superior, en la inferior o en la central?

Todo lo que os designa la parte de la cabeza, de la garganta y de los brazos, os conduce a poner vuestra atención sobre la manera en que percibís el mundo, cómo lo pensáis y cómo expresáis vuestra relación con él.

Todo lo que os designa la parte central, el corazón y el vientre, os conduce a poner vuestra atención sobre lo que sentís, sobre los sentimientos y las emociones que mantenéis con el mundo y sobre cómo digerís y reaccionáis ante los acontecimientos.

Todo los que os designa la parte inferior, los riñones, la cadera, las piernas y los pies, os conduce a poner vuestra conciencia sobre vuestra manera de actuar y de materializar vuestras intenciones en la Materia-Tierra. Vuestras piernas y vuestros pies os muestran cómo os sentís llevados por la Tierra, cómo os desplazáis por ella y cómo os sentís unidos a ella, mientras que vuestras rodillas os informan de vuestra flexibilidad o de vuestra rigidez.

Todas las partes de vuestro cuerpo os informan sobre vuestra interacción con la Tierra y el mundo. Reflejan con precisión de qué manera reaccionáis al mundo de la Tierra. Cuando no estáis en reacción, es decir, cuando os sentís en armonía con el mundo de la          Tierra sabiendo que la Tierra os ha acogido para vuestra realización, no tenéis ninguna tensión en vuestro Espíritu y por lo tanto ninguna tensión en vuestro cuerpo.

La pregunta: “¿Soy feliz ahora?” os ayudará a observar vuestras reacciones y a ver los aspectos de vuestra vida que necesitan un poco más de atención y sobre todo un poco más de amor y tolerancia.

Por lo tanto, no atribuyáis más la culpa de vuestros desequilibrios a vuestro cuerpo, porque esta es la ley de toda vida:

“Todo lo que es creado tiene sus raíces en la conciencia y en el Espíritu. El cuerpo, las relaciones y los acontecimientos de vuestra vida son la manifestación de vuestras creaciones en el mundo”.

El mundo es un espejo en el que podéis escoger mirar con entusiasmo las revelaciones y los regalos que os ofrece, o con amargura y sintiéndoos víctimas. Esta elección os incumbe, y sois el único ser en el mundo que puede elegir en vuestra vida. Entonces, os propongo estudiar esta elección con detenimiento y desarrollar una actitud de agradecimiento hacia el mundo de la Tierra, el cual os ofrece tantas posibilidades de descubriros a través de su reflejo.

Eligiendo esta actitud de benevolencia, notaréis que las tensiones disminuyen, pues notaréis que habéis elegido vivir y no sobrevivir; ésta también es una elección que solamente vosotros podéis tomar. La vida sólo responderá a los datos que emitís por medio de vuestras decisiones.

Por eso es conveniente ser conscientes de vuestras prioridades y de vuestras elecciones.

¿Tenéis realmente ganas de vivir, es decir, de permitiros volver a tener la actitud del niño pequeño que se maravilla ante el simple regalo de estar vivo y de realizar su Presencia?

Si verdaderamente deseáis tomar esta elección de amor hacia vosotros mismos, propongo que os toméis todos los días un poco de tiempo para observar vuestros espejos. Haced una evaluación al final del día, mirando simplemente qué tipos de encuentros y relaciones habéis tenido, cómo ha hablado vuestro cuerpo de su bienestar o de sus desequilibrios, cómo habéis realizado vuestros proyectos de amor, cómo habéis amado.

La forma en que amáis es el espejo de la forma en que os amáis, ¡no podéis esperar que los espejos os reflejen un amor, una dulzura y unos gestos de ternura si vosotros mismos estáis constantemente haciéndoos reproches o comentarios sobre vuestra incapacidad de experimentar lo que os corresponde!

Así que, tomad estos espejos como maestros condescendientes cuyo propósito es acercaros aún más a vuestro yo Real y a vuestro Amor hacia vosotros mismos.

Así, no alimentéis más los pensamientos que van en contra de esta elección.

Por último, dad las gracias a vuestro cuerpo y a la Tierra por ofreceros gratuita e incondicionalmente la maravillosa oportunidad de fusión con ella, con el fin de experimentar, en este cuerpo de sensaciones, el éxtasis de la luz de vida.

Acostumbraros a observar vuestros pensamientos y vuestras palabras, porque son los servidores que ejecutan las órdenes dadas por vuestro Espíritu consciente, por vuestro libre albedrío.


                   
Mi cuerpo es mi templo,
Lo amo sin condiciones,
Y me permito expresar a través de él
La perfección de la
Presencia divina de Amor.
                                               Maestro El Morya

Este es el trabajo que os doy para las vacaciones de Navidad, la observación de los espejos en vuestra vida diaria para reconoceros en esencia e ir transmutando los desequilibrios y poned Amor en todos ellos.
 

Meditación/Silencio de conexión en un conflicto con el cuerpo.

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