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Núria Argany te ofrece la posibilidad de conectar con tu esencia, lo que verdaderamente eres, haciéndote consciente de tu personaje, reconociendo tus proyecciones y resistencias a través de técnicas-terapias corporales, psicológicas y energéticas, recobrando el equilibrio, la armonía y la paz interior.

Núria Argany se ha formado a través de:

Seitai, Meditación Zen, Psicología, Terapias Naturales y Energéticas, Preparación al Parto Consciente, Ito-Termi, Sueños, Oligoelementos, Dietética, Formas-Pensamientos, Regresiones, RMF-Balacing, Tachyon, Ataraxia, Curación Cuántica, y Reconnective Healing.



domingo, 18 de marzo de 2018

Es importante conocer el punto de vista del niño que hemos sido



Resumiendo: Es importante conocer el punto de vista del niño que hemos sido, conectar con todo aquello que sintió y que de alguna manera hemos sustituido por los mensajes maternos/paternos con el fin de conseguir ese amor que anhelamos y que perdimos después del nacimiento, a través de las experiencias del maternaje.

Los seres humanos nacemos amorosos y exquisitamente capaces de amar en la medida en que recibamos los cuidados suficientes. Sin embargo algo fundamental se corta si en el instante mismo del nacimiento el amor acogedor no está presente,  como dice Laura Gutman (Qué nos pasó cuando fuimos niños y qué hicimos con eso).

Y ahí reside la semilla de todo el sufrimiento posterior. Luego crecemos, pero seguimos instalados en la necesidad infantil de ser amados. Usaremos nuestros recursos una y otra vez para pretender recibir amor bajo algún sistema desplazado y así se va construyendo nuestro personaje.

El personaje explota, grita, pega, trabaja, acumula poder, se esconde, se escapa... siempre intentando recibir amor. ¿Por qué? Porque los otros adultos con quienes nos relacionamos están en las mismas condiciones que nosotros: reclamando que los amemos incondicionalmente. Y porqué además –aunque recibamos atención o cuidados de nuestros amigos, parejas o comunidades enteras –nunca será suficiente porque sentiremos el vacío existencial anhelando que sea mamá quien finalmente nos ame.

Si no estamos dispuestos a revisar –con dolor- la realidad de la que proviene para comprenderla y luego desapegarnos de la necesidad infantil de ser amados, entendiendo que ya somos adultos y no precisamos el amor materno –porque eso ya sucedió y no sucederá-, sino que ahora podemos decidir amar al otro, no habrá cambio posible en nuestra sociedad. Precisamos devenir responsable por nuestras acciones. Buscar en nuestro interior nuestros mejores recursos para ofrecerlos al prójimo. Poner nuestro entusiasmo y nuestra alegría al servicio de los demás y de ese modo dejar de lado las nimiedades espirituales haciendo honor a la espiritualidad que hay en cada uno de nosotros y que espera ser desplegada. (Laura Gutman: Qué nos pasó cuando fuimos niños y qué hicimos con eso).


              
     



                                            
                  

Nuestros padres y nuestra sociedad nos imponen nombres; somos María y Esther, Enrique y Juan. Estos son nombres que nos aplican. Nos enseñan a reaccionar emocional e intelectualmente. Seguimos adquiriendo varias pautas de pensamiento, sentimiento y reacción. Están almacenadas en nuestra memoria. Reaccionamos según estas pautas y las llamamos nuestros pensamientos y nuestros sentimientos. En el nivel de la mente, nada hay original, nada hay individual. Los pensamientos y los sentimientos, y las pautas de reacción son creados por la sociedad. Podemos adornarlos en diferentes individuos, pero la estructura psicológica es una creación de la sociedad. Mientras vivamos en la cárcel que la sociedad crea, que el ego construye, nunca podremos entrar en comunión de modo simple y directo con la vida.


 

Esta imagen nos muestra nuestra mente ocupada.
 
No es necesario jugar con la psiquis, darle nuevos pensamientos e ideas, y nuevos modos de reacción. Tenemos que averiguar el modo de salir por completo de la psiquis. Tenemos que descubrir una nueva dimensión. Somos mucho más que lo que nuestra mente y cuerpo nos suministran. El nuevo comienzo consiste en salir de la cárcel que el yo creo.

Las religiones de todas las culturas son un descubrimiento personal de las verdades de la vida. Por eso, tenemos que lanzarnos a un azaroso viaje interior. El viaje más allá de la mente no está fuera de nosotros. Está más allá, dentro de nosotros. Por ello, es un viaje interior, no un viaje exterior. No podemos llevarnos a la mente con nosotros en este viaje.

Silencio/Meditación.

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