Ampliando algunos comentarios del último encuentro:
Cuando hablamos de no seguir las creencias rígidas de orden o
de cómo hacer las cosas por parte de nuestra madre o familia quería decir que
es bueno rebelarnos y afirmarnos como una primera fase de conciencia para luego
una vez hemos aceptado nuestra posibilidad de cambiar lo recibido, comprendamos
que rodearnos de belleza, orden y armonía nos ayuda a conectar con nuestra
alma.
Por experiencia propia cuando estoy cansada me doy cuenta que
no veo todas las cosas, es un síntoma del cuerpo que me ayuda a saber donde me
encuentro y intentar descansar para reequilibrarme. Esto va relacionado con la
posibilidad de mirar y ver.
¿Ante que
acontecimientos reaccionamos? ¿Qué personas nos movilizan? ¿Qué sentimientos
nos atrapan? Todo es
una oportunidad de descubrir a nuestro personaje, hacer conciencia de aquello
que nos escaqueamos de ver y descubrir la tela de araña que hemos tejido para
no actuar, no sentir y no cambiar.
Podemos tener bibliotecas enormes. Podemos tener libros sobre
teología, filosofía, ciencia y metafísica. Podemos escuchar las pláticas de un
santo o de un sabio, de un yogui o de un monje y, sin embargo, nuestras vidas
están vacías. Cuando nos marchamos de este mundo, nos vamos con las manos
vacías, con nuestras mentes llenas con cenizas de palabras. Esa es la raíz de
toda aflicción y todo dolor. Si realmente vemos esto como una verdad cabal de
la vida, no como una idea de un demente, si vemos esto como una verdad desnuda
en nuestra vida diaria, entonces, el hecho mismo de que comprendamos esto
despojará a nuestra consciencia de toda vanidad y todo orgullo.
La civilización humana real no comenzará, a menos que el ser
humano aprenda el camino del amor. Estamos civilizando, refinando y
culturizando los caparazones externos. Los cuerpos y las mentes son sólo
caparazones dentro de los cuales habitamos. Pero dentro de estos caparazones
somos bárbaros. Por eso tengamos la humildad de decirnos que todavía no
descubrimos cómo vivir como seres humanos en esta tierra.
No negamos la importancia de lo que el ser humano logró a
través de la ciencia y la tecnología, a través de las artes, de la escultura y
la música. No negamos la importancia de las ciencias. Pero esto trata del mundo
de los símbolos. Las palabras son símbolos, no son realidad. Podemos aprender
música clásica y suavizar el sistema nervioso, podemos apaciguar la consciencia
superficial, podemos crear e inducir un estado de silencio para la mente y, sin
embargo, todavía estamos en el ámbito de los símbolos. Podemos ser artistas, escultores
y ocuparnos de líneas y figuras, luz y formas, y crear algo que es muy noble.
Pero debemos tener en cuenta de que todas estas líneas y figuras, todas las
formas y figuras, son símbolos.
¿Qué es el tiempo? Es una conveniencia social inventada
por la mente humana para ordenar las relaciones humanas colectivas. El tiempo
no tiene realidad. Es un símbolo. Todo lo que el ser humano puede realizar está
en el ámbito de la dualidad, en el ámbito de los símbolos.
Si queremos entender qué es la vida, tenemos que transcender
a esta mente. Tenemos que trascender la estructura psicológica creada por el
ego.
Silencio/Meditación
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