La obsidiana es un vidrio de origen magmático y volcánico con
textura de roca, rico en silicatos. Se le cataloga como roca ígnea, porque
emerge del fuego interior de los volcanes, de ahí que se localiza debajo de la
superficie terrestre.
Cuando el magma emerge rápidamente de debajo de la Tierra, éste
sufre un rápido enfriamiento y se forma el vidrio denominado “obsidiana”. Por
ello se clasifica como roca “eruptiva” desarrollando una estructura
determinada, que luego se erosiona con el tiempo.
Se la conoce desde tiempos muy remotos, desde la época primitiva,
y se utilizaba para utensilios y herramientas de supervivencia. En la época de
los romanos, se le apreció profundamente porque se decía que tenía la capacidad
de ordenar los pensamientos y alejar de la cabeza las malas influencias de
carácter destructivo.
Se le encuentra en cantidades moderadas, aunque pueden ser
muy gruesas, como en los gigantes Valles de Caldera, en Nuevo México y Oregón,
E.U.A. Actualmente las minas más grandes se encuentran en México, Estados
Unidos y Japón.
La obsidiana no es sólo una bella y misteriosa piedra, sino
también, un símbolo de la mutación alquímica del plomo de la sombra, en oro de
conciencia, que puede operarse en la vida de una persona mediante este antiguo
y negro polvo filosofal.
En sus aristas se reflejan todas las oscuridades del alma
humana sin que puedan penetrar en su interior y quizás, por este motivo, fue
ancestralmente considerada una piedra de protección. Su naturaleza dual, de ser
ciega y dar luz, de mostrar y ocultar, de despejar los ojos del alma y cerrar
los del cuerpo, representa el trabajo alquímico de ascensión de los seres
humanos en su proceso de evolución, desde lo más bajo (si nigrum, su sombra, su
inconsciente) para llegar a la cima de la conciencia expandida y la plenitud
del espíritu. De esta manera, se encuentra en los comienzos de todo proceso de
“llegar a ser”, pero también, en los puntos más cercanos del logro de la
individuación.
Para algunas culturas era concebida como la piedra de la
justicia, dado que su presencia permitía discernir lo auténtico de las
ilusiones, la verdad de lo falso, y también se la vinculaba con la fuerza de
voluntad, la disciplina, la templanza, la serenidad, la vitalidad y la
capacidad de supervivencia, fortaleciendo el sentimiento de seguridad y
expulsando los miedos y fantasmas que moran furtivamente en nuestra
personalidad. Todo esto es parte de la riqueza que alberga la obsidiana como
recurso terapéutico, energético y simbólico, conocido por siglos, y practicado
en diferentes culturas como ritual sanador.
En México se la considera una piedra sagrada de sanación y se
utiliza tanto en el cuerpo físico, síquico y de individuación.
Este proceso de individuación se manifiesta al traspasar los
límites del colectivo (familia, sociedad) a la experiencia individual y la trascendencia
de éste constituye la oportunidad de fomentar nuestra relación con el
inconsciente para poder expandir nuestra identidad, compensando de esta manera
la unilateralidad de nuestras actitudes conscientes con nuestras profundidades
del inconsciente.
Así es, cómo, a través de clarificar los contenidos que
emergen desde la sombra y que corresponden al Yo, podemos superar la alienación
de aquello que arrastramos de nuestra madre, padre, familia, sociedad, o
colectividad en general.
El proceso de individuación, no es la separación del
individuo de esa colectividad, sino que al ser un proceso de una naturaleza del
interior, éste culmina con la plenitud del ser, que al haberse reconocido a sí
mismo, regresa a la colectividad aportando la riqueza de su ser, desde su
interior y por propia convicción.
Es nuestra oportunidad para aprender, la oportunidad para
conocernos a nosotros mismos, para poder elegir aquello que realmente nace de
nuestro interior, ya que la frontera para enfrentarnos a la sombra se halla en
el interior del individuo.
Existen varios tipos de obsidiana:
Obsidiana Arco Iris, podemos trabajar las emociones, la
inseguridad, el proceso de cambio y también como amuleto protector.
Obsidiana Gris, trabaja las dificultades de expresar
sentimientos.
Obsidiana Negra, trabaja el psiquismo (sueños, la sombra…)
Obsidiana Nevada, trabaja el equilibrio debido a la polaridad
nuestra que permite balancear la emoción como energía que se aloja en el cuerpo
y a la cual se tiene acceso a través de los chacras.
Actúa contundentemente a nivel de huesos y alivia el dolor.
Ideal para personas que experimentan una disociación en el
sentir y el pensar, que no conectan con la fuente del amor y su capacidad de
sanación.
Obsidiana Argentica que es la utilizada por las mujeres
medicina en México como talismán protector para el hogar y todos los asuntos de
mujeres.
Obsidiana Dorada muy valorada como piedra sagrada utilizada
por los chamanes.
Cuidados: Si, por su uso en terapia, la obsidiana perdiera su
brillo natural, se le aplicarán unas gotas de aceite de oliva y se masajeará
durante unos minutos. Otra forma de recargar la energía de la obsidiana es
situándola durante unas horas sobre una drusa de puntas de cuarzo de cristal de
roca.
También se puede hacer elixir como en todos los cuarzos y
aceite de maceración.
IXTLI, el disco de obsidiana. Se utiliza en el nivel físico.
Es una pieza en forma de disco pulida por ambos lados y mide 5 cm de diámetro
por 1 cm de espesor. A esta geometría se la denomina Ixtli, que en náhatl
significa “navaja”.
La terapia aconsejada es de 6 días continuados y el séptimo
descansar.
Para limpiar la obsidiana se remojará en agua con sal de
grano o sal marina toda la noche, y enjuagarla a la mañana siguiente. El
cristal que polariza la energía de la obsidiana se deberá exponer al Sol y a la
Luna por 24 horas, para descargar y cargar las energías absorbidas por él.
La esfera de obsidiana se llama URANTIA y ayuda a limpiar el
cuerpo emocional, trabajando cada uno de los chacras.
La obsidiana que trabaja el aspecto mental es la TEZCATLIPOCA
que es espejo de obsidiana. Algunos de los conceptos referentes al área mental
son: Proceso de individuación y el inconsciente colectivo, los arquetipos
(madre, ánima, muerte…)
Esta forma de trabajar procede de México y hay un libro que
lo detalla muy bien que se llama Obsidiana, piedra sagrada de sanación de Ana
Silvia Serrano (Índigo).
Os traigo varias obsidianas para que las conozcáis.
En la tradición mexicana, la muerte jugó un papel muy
importante, ya que se la tomaba en cuenta de una manera natural y las
visicicitudes de la vida eran una oportunidad en la ofrenda para la muerte.
En ambas, la enseñanza es que parte del sufrimiento que
experimentamos los seres humano día a día, son pequeñas muertes que nos traen
dolor y que nos cuesta mucho superar. Sin embargo éstas son las etapas que nos
van dando la oportunidad de subir hacia niveles superiores de comprensión y
crecimiento interior, ya que en el mundo todo tiene un principio y un fin y
todas estas son oportunidades que se nos presentan de lograr soltar y dejar ir
personas, cosas, amores, situaciones que nos producen tanto dolor, no son más
que pequeños ensayos del final, que es nuestra propia muerte.
Dudjom Rimpoché, dijo: “Tras haber purificado el gran engaño,
la oscuridad del corazón, la luz radiante del Sol sin obstrucciones asciende
continuamente”. (Libro Tibetano de la Vida y la Muerte, p.416)
En la Revelación de los Bardos, el maestro Sogyal Rimpoché,
dice: “En la culminación del proceso de morir, tras la disolución de los
elementos, sentidos y estados de pensamiento, la naturaleza última de la mente,
La Luminosidad Base, queda momentáneamente al desnudo.
Luego, se manifiesta y brilla fugazmente el resplandor de esa
naturaleza de la mente en apariciones de sonido, colores y luz.
A continuación, la conciencia del difunto despierta y entra
en el Bardo del devenir; regresa su mente ordinaria y asume una manifestación,
la forma del cuerpo mental, sujeta a los dictados del karma y los hábitos
pasados, que impulsan a la mente ordinaria a aferrarse a las experiencias
ilusorias del bardo como si fueran reales y sólidas.”
Silencio/Meditación.