SEGUIMOS INVESTIGANDO… ¿QUÉ ES LA VERDAD?
“Si tan sólo supiéramos qué es la ilusión, entonces sabríamos
lo opuesto: qué es la Verdad. Esta Verdad nos liberaría de la esclavitud” –
Boris Mouravief
¿Qué es la Verdad? ¿Humana
o Esencial? Las verdades humanas van cambiando con las experiencias, modas
y tendencias. La Verdad Divina permanece, ES. Si quereis podemos hacer un
trabajo de cambio de patrones que están en el inconsciente.
En estos momentos es
necesario que nos encontremos a nosotros mismos y empezemos a reconocer quienes
somos, a la vez que veamos por quien nos dejamos influir y manipular (ideas,
creencias de todo tipo, herencias, maestros…) Todas estas verdades nos
condicionan para ser realmente libres. Hemos de salir de las coordenadas
limitantes que nos esclavizan en todos los ámbitos y decidir romper las cadenas
que nos fuerzan a permanecer prisioneros de los miedos y las dudas (la mente
ordinaria). Hemos de aceptar a nuestro corazón, este cerebro mágnetico para que
nos guie.
¿Cuál es el estado de la Humanidad? ¿Dónde se encuentran
las verdades?
La Humanidad se
encuentra en un estado de profunda hipnosis. El ser humano duerme. No suele ser
consciente de la realidad que vive. Su percepción está basada en un adoctrinamiento
que proviene de un sistema regido por normas que distan mucho de tener relación
alguna con la verdadera naturaleza humana y de lo que puede ser beneficioso
para ella en particular, y el planeta en general.
El canto de las
sirenas… el encanto superficial, las bellas palabras en realidad vacías, la
necesidad continua de estímulos –ocio, cine, deportes, TV-, la mentira, el
engaño y la manipulación, la carencia de empatía, comprensión hacía los demás,
el culto al ego y al cuerpo. Cánones estereotipados de belleza y comportamiento,
el consumismo y el materealismo; la incapacidad de mirarse interiormente a uno
mismo, la nula autocrítica, la falta de pensamiento crítico con descernimiento,
el autoengaño, el comportamiento gregario… Estos y muchos más, son aspectos que
conforman la estructura social.
Este sistema, en
todas sus vertientes y variedades, que objetivamente van por el mismo camino
aunque a simple vista pueden parecer distintas, está compuesta por una serie de
valores asimilados desde la más tierna infancia, integrados y llevados a formar
parte de la estructura psíquica de los niños. La gran mayoría de dichos valores
provienen de un sistema compuesto de supuestas normas morales y éticas que
rigen la forma de vivir de las sociedades, y que Andrew Lobaczewski denomino
paramoralismos.
¿Qué son los Paramoralismos?
La difinición que da
el QFG (Qantum Future Group) es: Un paramoralismo es un dispositivo lingüistico
de persuasión. Se trata de un argumento o razonamiento que se lanza con el fin
de dar la impresión de que es impulsado por las preocupaciones éticas, aún bajo
el escrutinio de que no puede demostrarse completamente como tal y es, de
hecho, impulsado por el interés propio o por la adhesión a un sistema de reglas
en que los asuntos de conciencia no son considerados. Un ejemplo de uso general
sería: ruptura del “espíritu de la ley”, con el fin de adherirse a la “letra de
la ley”.
El uso generalizado
de paramoralismos en la sociedad es un rasgo definitorio de una pantocracia.
¿Qué es el ZAZEN?
Buda Shakyamuni en
la mañana del 8 de diciembre, justo en el momento en que vió aparecer el
planeta Venus en el hemisferio oriental, llegó a la iluminación perfecta. Todo
esto, según la tradición budista, se considera una verdad histórica.
Las palabras de
Buda, pronunciadas espontáneamente en este momento, se refierern muchas veces
en las Sagradas Escrituras budistas y según la Kegon Sutra exclamó
espontáneamente: Maravilla de las maravillas. Todos
los seres vivientes intrínsecamente son Budas; dotados de sabiduría y virtud,
pero debido a que su mente ha quedado trastornada a causa de una manera de
pensar engañosa, no logran percibirlo.
No sólo Shakyamuni
Buda mismo, sino muchos discípulos suyos llegaron a la iluminación por medio
del Zazen. Además durante dos mil quinientos años, a partir de la muerte de
Buda, innumerables devotos (en la India, China y Japón) al valerse de la misma clave, resolvieron así
la cuestión más fundamental: ¿Cuál es el sentido de la vida y de la muerte?
Entre un buda
perfectísimo y nosotros, que somos gente corriente, no existe ninguna
diferencia en cuanto a la sustancia. Esta “sustancia” se puede comparar al
agua. Una de las caractersticas más sobresalientes del agua es su adaptabilidad
a cualquier forma. En nosotros está esta misma adaptabilidad, pero como vivimos
atados y dominados por la ignorancia de nuestra verdadera naturaleza, hemos
perdido esta libertad. Siguiendo con la metáfora, podemos decir que la mente de
Buda es como agua tranquila, profunda y cristalina, en la que “la luna de la
verdad” se refleja plena y perfectamente. Nuestra mente, sin embargo, es como
agua fangosa, constantemente agitada por las ráfagas de viento del pensar
engañoso y ya no es capaz de reflejar la luna de la verdad. Sin embargo, la luna
brilla sin desfallecer sobre las olas, pero como las aguas están revueltas,
somos incapaces de ver su imagen.
¿Cómo podemos
conseguir que la luna de la verdad ilumine plenamente nuestra vida y persona?
Ante todo nos urge purificarnos, limpiar el agua, calmar las olas que se
levantan, parando los vientos del pensar discursivo. Con otras palabras,
debemos vaciar nuestras mentes de lo que Kegon-sutra llama “pensar conceptual
del hombre”. La mayoría de la gente le atribuye un gran valor al pensar abstracto,
pero en la tradición del Budismo se señala claramente que el pensar dualista
origina el engaño. Se dice que el pensamiento es la enfermedad de la mente
humana. Desde el punto de vista budista, esto es completamente cierto. Sin duda
el pensar abstracto es muy útil si se emplea sabiamente, es decir, cuando se
entiende bien su naturaleza y limitaciones.
Todos los
pensamientos, igual da que sean nobles o bajos, son cambiantes y variables,
tienen un principio y un final, incluso si están con nosotros fugazmente, y eso
es así en tanto en el caso de un individuo como en el de una época. En el
Budismo, el pensamiento se relaciona con el “río de vida y muerte”. Es
importante en este contexto, distinguir entre el papel que juegan nuestros
pensamientos transitorios y el papel de conceptos o ideas fijos. Las ideas
periféricas con relativamente innocuas, pero ideologías, opiniones, creencias,
puntos de vista, y no olvidemos el conocimiento de hechos acumulado desde el
nacimiento, son las sombras que oscurecen la luz de la verdad.
Mientras los vientos
del pensar continúan abatiendo el agua de nuestra “naturaleza propia”, no
sabemos distinguir la verdad del engaño. Por lo tanto se impone acallar,
sosegar estos vientos. Cuando han cesado, las olas se calman, el fango se posa
y percibimos directamente la luna de la verdad siempre estuvo brillando. Esto
ocurre en el momento de la iluminación o visión esencial; entonces caemos en la
cuenta de la verdadera naturaleza de nuestro Yo verdadero. A diferencia de los
conceptos morales o filosóficos, que son cambiantes, la visión esencial no
caduca. A partir de este momento se es capaz de vivir con paz interior y
dignidad, libre de complejos e inquietudes y en armonía con nuestro entorno.
La mayoria del
escrito está sacado de la Introducción al Zazen de la revista Pasos (1990) del
Zendo Betania.
Ejercicios
introductorios a la Meditación y Zazen.
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