“LA SITUACIÓN REAL NO ES COMPARABLE CON LA SENSACIÓN DE
PELIGRO QUE TENGO”. Esta frase nos ayuda en momentos en que se dispara la
memoria automática, nos coloca en la realidad de la situación presente.
El mundo espiritual más próximo y, que linda en cierta manera
con nuestro mundo físico, es el que acostumbramos a llamar el mundo etéreo o
mundo elemental. El hombre que vive en el mundo físico desconoce ese otro mundo
que constituye el primer mundo suprasensible. Pero por ser suprasensible no
tiene menos importancia para el hombre que el mundo físico, el mundo sensible.
Tan pronto como el hombre se le despierte el sentido de la percepción del mundo
elemental, es decir al adquirir la capacidad de la percepción imaginativa, verá
que el mundo elemental está tan poblado de seres como el mundo físico.
Durante toda la vida física entre el nacimiento y la muerte
se está produciendo un continuo intercambio entre nuestros acompañantes
elementales y nosotros mismos.
Después de atravesar el umbral de la muerte, el cuerpo etéreo
es entregado al mundo elemental. Se deja atrás igual que un segundo cadáver.
Sin embargo, no hay que creer que en el mundo elemental sea aniquilado a toda
prisa. No es así, sino que se va disolviendo poco a poco. Esa disolución, sin
embargo, ese tornarse cada vez más fino, no significa que no sea visible para
los seres con capacidad de percepción imaginativa. Es perceptible, sobre todo,
para el que haya franqueado el umbral de la muerte. El hombre se desprende de
él y sigue su vida entre la muerte y el nuevo nacimiento, pero está en
permanente contacto con su cuerpo etéreo abandonado. No sucede como con el
cuerpo físico con el que el hombre pierde toda relación después de haberse
desprendido de él. Con el cuerpo etéreo ocurre lo contrario: el hombre mantiene
una relación con él; a través de él incluso puede establecer contacto con el
mundo físico.
La persona que en el mundo físico alcance la percepción
elemental, imaginativa, será capaz de estar en relación consciente con los
difuntos a través de pensamientos mucho más sutiles que los normales, Esa es la
unión consciente con los muertos. Lo que así se percibe de manera consciente,
inconscientemente siempre está presente, si en la vida ha existido una relación
entre el que permanece en el mundo físico y el que ascendió al mundo
espiritual. Supongamos que hemos perdido por la muerte un ser querido. Lo
sepamos o no –al que se le haya abierto la percepción imaginativa lo sabe- : el
muerto ejerce su influencia introduciendo su voluntad en el cuerpo etéreo
desprendido como en un espejo, podríamos decir, cuyos rayos nos alcanzan. El
muerto influye a los vivos indirectamente por medio del cuerpo etéreo. Esa
influencia se produce de manera mediata.
La manera característica de manifestarse esa influencia
mediata se observa en los pensamientos que tenemos aquí en la tierra. Entre los
pensamientos que tenemos aquí se mezclan continuamente otros más sutiles que no
se perciben directamente.
…/… si comprendemos esto, seríamos infinitamente más
tolerantes con las personas.
…/… en el interior de nuestras almas se están produciendo
procesos muy complicados y los enigmas del alma humana son difíciles de
comprender.
Extractos del libro “La comunicación entre los vivos y los
muertos” de Rudolf Steiner.
¿Comprendéis ahora la
necesidad de hacer consciencia y cortar con las personas que han fallecido en
nuestra familia?
Estoy
más allá de todos los roles
Yo Soy
el que Soy
Soy
consciente
La iniciación en lo
cotidiano – Maestro El Morya -
Ejercicio de
Centramiento y Meditación.
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