En estos momentos existen dos temas recurrentes en las
conversaciones, es decir que están de moda, el tema de las inflamaciones
–cuerpo físico- y las personas tóxicas (los narcisistas perversos) –cuerpo
emocional-.
En lo que a la inflamación re refiere –recordemos- que se
trata de una reacción del cuerpo para expandir los tejidos y permitir al sistema inmunitario el envío de glóbulos
blancos para combatir todo agente patógeno o toxina que se haya introducido en
una zona y, en el caso de una herida con ruptura tisular, que células de
refuerzo entren para ayudar a reparar el tejido dañado. La inflamación es pues
un mecanismo reparador y de defensa curativo que solo representa un problema cuando
se mantiene en el tiempo porque en tal caso puede terminar creando un medio
bioquímico intercelular extraño que dañe el genoma y bien silenciar genes
antitumorales, bien activar genes que controlan los receptores neuronales de
los neurotransmisores. Sin embargo un microbioma equilibrado de amplia
biodiversidad imposibilita o limita la presencia de patógenos y además actúa
como antiinflamatorio, bien modulando el proceso, bien segregando péptidos o
citoquinas de acción antiinflamatoria
.
En el aspecto emocional, el síntoma nos ayuda, nos da
mensajes de la situación que estamos viviendo. Nos habla de nuestras
resistencias, enfados… y mediante la investigación vamos siguiendo –como en el
laberinto- el hilo de Ariadna que nos conduce a desbloquear lo encapsulado por
la desconexión o por la negación.
En estos momentos cualquier persona que no aceptamos, nos
desagrada o simplemente es diferente la llamamos alegremente una persona tóxica
(¿?) y no somos conscientes que estas personas son una oportunidad para
conocernos más profundamente ya que son aspectos que aún no hemos
reconocido/descubierto en nosotros mismos.
Hay un tipo de persona que quizás podría entrar en esta
denominación que es el narcisista perverso, aunque sigue siendo para nosotros
una oportunidad de aprendizaje.
¿Qué es un narcisista
perverso? El narcisismo
tiene que ver con la imagen que tenemos de nosotros mismos. Tener un poco de
narcisismo, confianza en nosotros, es bueno y necesario. Hoy día la imagen es
más importante que antes: todos queremos
tener una imagen perfecta
.
La perversión aparece cuando uno quiere que los otros lo vean
como perfecto y, al mismo tiempo, piensa que no vale nada. Cada mancha que
encuentre en su imagen y lo haga imperfecto, la atribuiría siempre a otra
persona, la víctima. “Por tu culpa yo
soy así”, dirá siempre. La línea
divisoria no se sitúa en el hecho de querer destruir al otro porque lo
considera un residuo, sino el hecho de querer anularlo.
En la psicología la única medicina que existe es el deseo del
paciente de curarse. El perverso narcisista no se curará nunca porque considera
que no está enfermo sino que es la víctima la que lo está, -hasta el momento
que se observe y quiera hacer conciencia, cambie la mirada hacia dentro en
lugar de hacia afuera- ya que le
atribuye todos sus síntomas. Siempre
buscará a alguien a quien anular porque no puede hacerse cargo de su depresión
y angustia de abandono interior. Es por esto que no entiende el concepto de
alteridad. Durante el tiempo que dure la relación, la víctima vivirá engañada
pensando que algún día el otro cambiará.
El mito de Narciso es uno de los pilares fundamentales de la
cultura occidental. También incluye en este patrón el esfuerzo que supone
aprender cualquier cosa. Si nadie fuera narcisista la cultura no existiría. El
narcisismo es un motor vital, y es inherente a la especie humana.
Los perversos narcisistas conocen la ética y la empatía pero
no las tienen interiorizadas. Siempre buscan su propio reflejo en el otro, que
existe como un espejo. No se pueden amar y tampoco pueden amar a nadie.
Todas las cosas ó
situaciones que crean una división son actitudes perversas.
El perverso narcisista, pero a diferencia de lo que le pasa
al Dr. Jekyll, no se divide en dos. Busca una víctima con quien fusionarse y a
quien le atribuye la cara oscura –Mr. Hyde-. Crea una relación esquizofrénica y
cuando ya tiene la confianza en su víctima le hace creer que no puede confiar
en ella. Cuando dice: “Eres una persona
en quien no puedo confiar” es, precisamente, cuando la víctima no habría de
confiar en él. Todos podemos tener una parte perversa, y es por eso que
necesitamos gente de confianza a nuestro alrededor. Tener una meta en común con
alguien es una señal inequívoca para confiar en ella. Saber si estás
relacionándote con un perverso narcisista no es cuestión de tiempo, sino de
distancia: si, es en la distancia justa donde lo veras actuar. Este es el
motivo por el cual el perverso siempre quiere estar en fusión con la víctima y
rechaza a terceras personas. Se relaciona casi siempre, a dos para así
fortalecer su patrón de espejo y culpar al otro de todos sus defectos.
Lo amo sin condiciones,
Y me permito expresar a través de él
La perfección de la
Presencia divina de Amor.
Enseñanzas
del Maestro El Morya
Ejercicio de Centramiento y Meditación.
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