Bienvenid@

Núria Argany te ofrece la posibilidad de conectar con tu esencia, lo que verdaderamente eres, haciéndote consciente de tu personaje, reconociendo tus proyecciones y resistencias a través de técnicas-terapias corporales, psicológicas y energéticas, recobrando el equilibrio, la armonía y la paz interior.

Núria Argany se ha formado a través de:

Seitai, Meditación Zen, Psicología, Terapias Naturales y Energéticas, Preparación al Parto Consciente, Ito-Termi, Sueños, Oligoelementos, Dietética, Formas-Pensamientos, Regresiones, RMF-Balacing, Tachyon, Ataraxia, Curación Cuántica, y Reconnective Healing.



sábado, 16 de diciembre de 2017

Ocupar el lugar y definir el espacio de cada uno


Cuando nos respetamos, ocupamos automáticamente nuestro lugar y dejamos el suyo al otro. Sin embargo, muchos de nosotros tenemos todavía tendencia a creernos la película del salvador que intenta primero respetar al otro y después creemos respetarnos a nosotros mismos. Esto es un juego sutil que esconde con frecuencia una gran necesidad de reconocimiento.

Por tanto, podremos discernir si lo que tomamos por Respeto lo es o no en realidad, cuando nos atrevamos conscientemente a definir nuestro espacio.

Un Rey define su espacio sin ningún escrúpulo ni miramientos. Un buen Rey sabe que es profundamente justo, por eso se ha convertido en un Rey. No tiene que preocuparse ni dudar de su ecuanimidad; ocupa simplemente su lugar y resplandece.

Si tenemos dificultad en ocupar el lugar del Rey soberano en nuestra vida, esto nos muestra que no nos respetamos realmente. ¿Tal vez seguimos creyendo que el Rey es forzosamente un conquistador que toma sistemáticamente el lugar de los demás?

En realidad, el Rey del que hablamos no es otro que EL QUE AMA en nosotros y es a esta calidad de presencia a la que es necesario otorgar su sitio y su resplandor. Frenar el propio resplandor o reducir el espacio propio es la falta de respeto más grande que podamos tener hacia la vida, porque si no respetamos el Amor en nosotros, si no lo dejamos ocupar todo su lugar, continuaremos manteniéndonos en una posición de inferioridad y contribuimos así a mantener las guerras de poder sobre el planeta.

Entonces, si decidimos ocupar nuestro lugar, podemos hacer el siguiente ejercicio siempre que lo deseemos. Cuando más lo practiquemos, más se convertirá en nuestro estado de ser permanente.

Cuando caminemos, imaginemos que es un Rey el que camina, un Rey de Amor y de Luz, digno de su presencia, digno de ofrecer su presencia y su Amor al mundo. Cuando miremos a alguien o alguna cosa, dejemos que fluya de nuestra mirada la aceptación, la ternura de nuestro corazón y la verdad sobre el otro, inundémosle de energía y de atención bondadosa.

Cuando estemos solos, sentimos el espacio que ocupamos y el resplandor del que podamos ser conscientes y agradezcamos el haber recibido el lugar que ocupamos en ese momento.




                 
Silencio/Meditación.


jueves, 7 de diciembre de 2017

Para volver a encontrar el Amor y la Paz interior en cualquier situación




Volver a centrarse y Respetarse a sí mismo

He aquí algunos ejercicios muy simples para volver a encontrar nuestra paz interior en todo momento.

La paz siempre está aquí, como el sol o el cielo azul, sólo está oculta por nuestros esfuerzos, nuestras resistencias, nuestras múltiples ideas o nuestros juicios. En cuanto abandonemos todo esfuerzo, toda idea, todo juicio sobre lo que es, sobre lo que se presenta, volvemos a nuestro estado natural de paz, de serenidad, de dignidad de Ser Humano.

Entonces, en cualquier situación en la que nos sintamos descentrados, invadidos por unas emociones o por un estrés mental, nos contentaremos con volver nuestra mirada hacia nuestro interior, cerraremos durante algunos instantes las puertas al mundo y respiraremos profundamente imaginando que estamos unidos con el cielo, con el Padre, luego respiraremos profundamente imaginando que estamos unidos con la Tierra, con la Madre. Finalmente, tomaremos una tercera respiración consciente y dejaremos crecer desde el centro más profundo de nuestro corazón nuestra emanación de Amor, Afirmaremos entonces en silencio:

Acepto lo que es, estoy aquí, estoy en paz y me respeto”.

Estas tres respiraciones nos devuelven simplemente hacia nuestro interior, hacia nosotros mismos, cuando nos hemos extraviado en el mundo. Podemos practicarlo de “incógnito” en  cualquier sitio, en cualquier momento y en cualquier circunstancia.

Nos respetamos a partir del momento que estamos en contacto con nuestro interior, cuando podemos sentir lo que nadie más que nosotros puede sentir en ese preciso instante, y permaneciendo fieles a ello sea lo que sea lo que los demás sientan o piensen. Nos respetamos cuando aceptamos que los demás puedan ser diferentes y que tienen derecho a ello igual que nosotros.

Sea cual sea nuestra verdad del momento, somos nosotros los que la vivimos. Así, aunque tengamos la sensación de que nos equivocamos, aunque no seamos tal como los demás quisieran vernos, nos preguntamos, ¿qué es lo más importante? ¿Dejarnos descentrar, faltarnos al respeto y por tanto hacer inevitablemente lo mismo con los demás, o bien ejercer ese regreso “al hogar”, a vosotros mismos, y re-aprender lo que significa estar en nuestra naturaleza esencial de Amor?

El Amor es el simple respeto de todo lo que es.

¿Qué significa esto para nosotros? Meditemos unos momentos en silencio.



miércoles, 29 de noviembre de 2017

Encontrar la enseñanza en una elección de vida en la que parece no haber ninguna salida



Cuando tenemos la impresión de encontrarnos en un callejón sin salida significa que hemos decidido detenernos para encontrar una nueva dirección.

Tanto si se trata de una situación profesional, de una relación u otra situación, no tiene ninguna importancia, lo que debemos es dirigir nuestra mirada a nosotros y a nuestra actitud y no a la situación.

La situación es la que es y sólo podemos aceptarla. Si ya hace tiempo que luchamos con ella, habrá simplemente aumentado en fuerza y volumen; la primera cosa que hemos de aceptar es que la batalla sólo nos conducirá al agotamiento. Algunos luchan contra situaciones sin salida únicamente para probar su fuerza, ¿pero a qué precio?

Preguntémonos en primer lugar si en esta situación nos respetamos, si nos respetamos en la batalla. Si decidimos detener la lucha, tomaremos un instante de recogimiento y nos relajamos. Nos relajamos en esta situación y la aceptamos simplemente tal como es. No se trata de relajarnos y de huir de la situación sino de encontrar su enseñanza para aprender la lección e ir más allá.

Vamos hacer ahora unos momentos de silencio…

Relajaros, hasta sentiros en paz en vuestro cuerpo, en vuestro corazón y en vuestra mente.

Estar en paz no significa estar sin emociones, las emociones pueden estar ahí, pero no os identificáis con ellas. Estad simplemente presentes en esa situación, como si fuera un niño que pide vuestra ayuda, vuestro apoyo y vuestro consejo.

Quedaros con este niño hasta que podáis decirle: “Sí, todo está bien, la situación está así por el momento y todavía no sé cómo lo vamos a hacer pero ahora todo está bien, estoy aquí contigo”.

Cuando hayáis aceptado profundamente, aceptado de verdad que no sabéis, que no tenéis solución, podréis afirmar las siguientes palabras con la certeza de vuestro corazón:

“Ahora me entrego a la vida, ella me mostrará lo que es más adecuado hacer. Sé que la vida me enseña algo a través de esta situación, ahora estoy preparado para recibir respuesta”.

Entregando vuestra pregunta a la vida, desapegándoos, es decir, aceptando que no sabéis, dejáis de crear el muro que os separa de la respuesta que ya está aquí en vuestra sabiduría profunda, el muro de vuestros esfuerzos en resistiros al cambio que sin duda ello implica.

El desapego va siempre seguido de una nueva dirección, de una nueva actitud. Cuando os resistís al desapego, mantenéis lo antiguo y lo nuevo no puede llegar. Por tanto, aceptad que no sabéis y os sorprenderéis de la respuesta inmediata que la vida os ofrecerá en cuanto le hayáis dicho sí de todo corazón.

El silencio nos abre la puerta del corazón y nos conduce a la esencia, al Ser. La aceptación total nos conduce a la entrega y al Amor Incondicional. Nos fundimos con la vida…


           

miércoles, 22 de noviembre de 2017

Encontrar la enseñanza constructiva en un conflicto con el cuerpo (enfermedad, sufrimiento físico)






Podemos afrontar la enfermedad y el sufrimiento físico de dos maneras, una constructiva y otra destructiva. La manera destructiva consiste en quejarse continuamente, en acusar a nuestro cuerpo de lo “que nos hace sufrir” y amplificar así el síntoma.

La manera constructiva es la de reconocer la enseñanza de esta experiencia, aceptarla y dar las gracias a nuestra sabiduría interior por conducirnos de esta forma, hacia el equilibrio y la liberación.

Si estamos de acuerdo en aprender la enseñanza que nosotros mismos nos damos a través de un desequilibrio momentáneo, estamos en la vía de la curación. Recordemos que la curación sólo sobreviene cuando aceptamos y dejamos de juzgar negativamente lo que ocurre.

Por tanto, hagámonos amigos de nuestro síntoma, también él es una parte de nosotros, no está separado de nosotros.

La separación que mantenemos acusando a la enfermedad, quejándonos o manteniendo una actitud terrorista o fatalista, no permite que nos liberemos ni nos equilibremos: de igual modo que si al entrar en una habitación oscura decidimos no apretar el interruptor de la luz, permaneceremos separados de la luz en la ilusión de la oscuridad, imaginando todo lo que podría haber pero sin realmente estar ahí, con todo lo que realmente existe. Sólo podemos actuar estando presentes en aquello sobre lo que queremos actuar. Aquí actuar significa: depositar nuestro Amor, nuestra luz y nuestra compasión.

Luego vamos hacer un silencio/ejercicio de compasión hacia sufrimiento físico de una parte específica de nuestro cuerpo, así como hacia lo que llamamos: una enfermedad.

miércoles, 15 de noviembre de 2017

¿Qué necesidad tenemos de emitir un juicio? ¿Qué esconde detrás?



Siguiendo con el tema de la semana pasada…

Cuando emitimos un juicio o crítica ¿qué esconde detrás? Celos, envidia, creencias rígidas, orgullo… Reflexionemos en profundidad. ¿Qué necesidad tenemos de emitir un juicio? Desvalorizar al otro, pensar que yo tengo razón, que soy mejor…

Cuando estamos conectados con el corazón no hay separación, sólo hay amor, compasión. Si comprendemos al otro de verdad, significa que nos conocemos profundamente y si es así no hay necesidad de comparación, de demostrar nada, sólo surge el Silencio profundo de la comprensión y escuchamos atentamente,  y surge la compasión. Todo lo demás es el personaje, el ego, la mente, como le queramos nombrar.

Todos estos trabajos de observación nos sirven para conocernos en profundidad y hacer conciencia poco a poco de nuestra realidad interna en cada momento. Es tan fácil la desconexión, cómo yo estoy haciendo muchas cosas dentro del mundo espiritual,  me creo inconscientemente mejor, más elevada y miro al otro con cierto menosprecio, aunque pensemos que no es cierto que esto es muy fuerte: reflexionar, reflexionar, reflexionar… de lo contrario no tomaría una actitud de superioridad, no haría mohines, etc.

Cuando estamos centrados, recordáis: todo está bien, no hay separación, formo parte del todo y todo es una oportunidad de aprendizaje, de conciencia. No hay que negar nada, ni nuestras emociones, ni nuestros pensamientos, ni nuestras sensaciones. Hemos de aceptarnos totalmente, dejar de mostrar lo que no soy, ser valientes, humildemente entregarnos a la vida y fluir, fluir, fluir y agradecer la gran oportunidad que tenemos de estar aquí aprendiendo, sirviendo a este gran plan del cambio de conciencia.

La polarización nos hace débiles, somos fácilmente manejables, se pone de manifiesto la emoción, la inseguridad, la rigidez y el orgullo.


    
        

Meditación/Silencio.