Cuando tenemos la impresión de encontrarnos en un callejón
sin salida significa que hemos decidido detenernos para encontrar una nueva
dirección.
Tanto si se trata de una situación profesional, de una
relación u otra situación, no tiene ninguna importancia, lo que debemos es
dirigir nuestra mirada a nosotros y a nuestra actitud y no a la situación.
La situación es la que es y sólo podemos aceptarla. Si ya
hace tiempo que luchamos con ella, habrá simplemente aumentado en fuerza y
volumen; la primera cosa que hemos de aceptar es que la batalla sólo nos
conducirá al agotamiento. Algunos luchan contra situaciones sin salida
únicamente para probar su fuerza, ¿pero
a qué precio?
Preguntémonos en primer lugar si en esta situación nos
respetamos, si nos respetamos en la batalla. Si decidimos detener la lucha,
tomaremos un instante de recogimiento y nos relajamos. Nos relajamos en esta
situación y la aceptamos simplemente tal como es. No se trata de relajarnos y
de huir de la situación sino de encontrar su enseñanza para aprender la lección
e ir más allá.
Vamos hacer ahora unos momentos de silencio…
Relajaros, hasta sentiros en paz en vuestro
cuerpo, en vuestro corazón y en vuestra mente.
Estar en paz no significa estar sin emociones,
las emociones pueden estar ahí, pero no os identificáis con ellas. Estad
simplemente presentes en esa situación, como si fuera un niño que pide vuestra
ayuda, vuestro apoyo y vuestro consejo.
Quedaros con este niño hasta que podáis
decirle: “Sí, todo está bien, la situación está así por el momento y todavía no
sé cómo lo vamos a hacer pero ahora todo está bien, estoy aquí contigo”.
Cuando hayáis aceptado profundamente, aceptado
de verdad que no sabéis, que no tenéis solución, podréis afirmar las siguientes
palabras con la certeza de vuestro corazón:
“Ahora me entrego a la vida, ella me mostrará
lo que es más adecuado hacer. Sé que la vida me enseña algo a través de esta
situación, ahora estoy preparado para recibir respuesta”.
Entregando vuestra pregunta a la vida, desapegándoos, es
decir, aceptando que no sabéis, dejáis de crear el muro que os separa de la
respuesta que ya está aquí en vuestra sabiduría profunda, el muro de vuestros
esfuerzos en resistiros al cambio que sin duda ello implica.
El desapego va siempre seguido de una nueva dirección, de una
nueva actitud. Cuando os resistís al desapego, mantenéis lo antiguo y lo nuevo
no puede llegar. Por tanto, aceptad que no sabéis y os sorprenderéis de la
respuesta inmediata que la vida os ofrecerá en cuanto le hayáis dicho sí de
todo corazón.
El silencio nos abre la puerta del corazón y nos conduce a la
esencia, al Ser. La aceptación total nos conduce a la entrega y al Amor
Incondicional. Nos fundimos con la vida…
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