En la observación diaria ¿qué
hacemos con las relaciones? En primer lugar, que todo lo que yo llamo mío
–mi familia, mi casa, mis amigos- se basa en el ego. No tengo relación con nada
en el mundo, salvo a través del ego. Es bueno que nos demos cuenta de este
hecho, en primer lugar. Eso nos quitará mucho sufrimiento y la tendencia a
desarrollar un complejo de mártir o víctima. Gano dinero. Es necesario ganarse
la vida. Necesito una cosa. Necesito ropas. ¿Cuántos de nosotros sólo ganan para proveer a las necesidades del
cuerpo? Una cosa es proveer científicamente a las necesidades elementales
del cuerpo; y otra cosa es ganar dinero para ganar cada vez más respetabilidad
social y entrar en una carrera competitiva en procura de respetabilidad, fama,
prestigio y comodidad. Hacemos muchas cosas para complacer al ego. Es bueno
averiguar cómo vivimos. Entonces, descubriremos que desaparecerá gran parte de
la codicia y la ambición de ganar cada vez más, y más y más. Tenemos una
relación científica con las cosas. Ganarse la vida se relacionará con proveer
las necesidades, no con complacer al ego.
La meditación es relajación, a cada momento, en la acción. Es
una relajación en movimiento; de lo contrario, no tiene valor. No es un estado
mental que deba estimularse en el aislamiento. Si alguien trata de insultarme, ¿estimula en mí alguna reacción
tradicional? Por supuesto que sí. Enojarse en una reacción tradicional. Tan
pronto como, en su mundo el animal siente perturbada su seguridad, corre y
salta sobre la víctima. Del mismo modo, en el momento en que sentimos que
nuestra seguridad psicológica está en peligro, reaccionamos de inmediato.
Averigüemos cómo somos esclavos de la memoria; cómo somos esclavos de nuestras
experiencias. Cuando veamos la ira, los celos, la envidia, no trataremos de
ahogarlos, suprimirlos o negarlos –sería una hipocresía hacerlo- sino que les
permitiremos que dicten la naturaleza de la respuesta.
Veamos, la libertad no es nada misterioso o místico. La
libertad es constantemente consciente del impulso del subconsciente que
determina tres cuartas partes de nuestras acciones. Ser consciente del impulso
de la memoria, del subconsciente, y anticiparse siempre a él. Es fácil observar
las flores y los árboles. Es fácil observar la corriente de pensamiento
mientras estamos sentados en un rincón. Pero observar el impulso de la memoria
mientras vivimos y trabajamos necesita tremenda energía. Hacer eso necesita una
sensibilidad y una vigilancia tremendas. Cuando surgen la envidia y los celos,
vamos a su raíz y decimos: “SÍ, ESTOY CELOSA DE LA OTRA PERSONA PORQUE VEO MI
PROPIA POBREZA; ESTOY CELOSA DE LA OTRA PERSONA PORQUE NO ME RECONCILIO CON EL
HECHO DE LO QUE YO SOY”.
¿Qué son los celos? Los celos no son realmente un
sentimiento dirigido hacia los demás, son un sentimiento dirigido hacia uno
mismo. Uno no se reconcilia con el hecho de su propia existencia. Uno quiere
escapar de eso. Por eso, si uno ve a una persona que es más rica que nosotros,
entonces siente celos, no porque esa persona sea rica sino porque nosotros
somos pobres. Si vemos a una persona más bella, los celos que nuevamente surgen
parecen dirigirse contra esa persona. Nada tienen que ver con esa persona. La
persona produjo la estimulación del descontento con la realidad de nuestra
propia vida. Por eso, para librarnos de los celos o la envidia, no tenemos que
formarnos un código de conducta o imponernos una disciplina. Pero si veo que
los celos o la envidia son el resultado de mi insatisfacción conmigo mismo, de
mi resistencia a enfrentarme con lo que soy, entonces el foco de la atención se
concentrará en la realidad de mi propia vida. Esa es la meditación. Se trata de
una atención que todo lo abarca y se mueve todo el tiempo con el movimiento de
la vida. Se relaciona con los hechos como éstos, sin anularlos. Una persona que
vio cómo el movimiento del ego crea celos y envidia, ha visto todo lo negativo
del ego. En este instante se trata de celos. En el siguiente, se trata de ira;
en el tercer instante, de descontento; en el cuarto instante, de violencia;
todo esto implica la renuncia del ego a enfrentarse con la realidad.
La persona que investiga la meditación, que investiga qué es
la libertad, observa. En realidad, no podemos darnos el lujo de estar ausentes
y distraídos. Hemos de estar totalmente conscientes en cada instante de la
vida, tenemos que observar el movimiento y movernos con la vida como ésta viene
y se desarrolla, sin apegarnos a nuestras reacciones. La libertad consiste en
moverse con la vida sin inhibiciones. Nada proveniente del mundo objetivo nos
estorba, sino más bien nuestro mundo subjetivo, nuestro propio subconsciente al
que nos apegamos.
Silencio/Meditación
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