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Núria Argany te ofrece la posibilidad de conectar con tu esencia, lo que verdaderamente eres, haciéndote consciente de tu personaje, reconociendo tus proyecciones y resistencias a través de técnicas-terapias corporales, psicológicas y energéticas, recobrando el equilibrio, la armonía y la paz interior.

Núria Argany se ha formado a través de:

Seitai, Meditación Zen, Psicología, Terapias Naturales y Energéticas, Preparación al Parto Consciente, Ito-Termi, Sueños, Oligoelementos, Dietética, Formas-Pensamientos, Regresiones, RMF-Balacing, Tachyon, Ataraxia, Curación Cuántica, y Reconnective Healing.



miércoles, 8 de noviembre de 2017

Encontrar la enseñanza de una dificultad en un conflicto de relación



Cuando sentimos la necesidad de dar nuestra opinión para reafirmar nuestra manera de pensar, o de intervenir en las conversaciones dando una imagen de conocimiento ó bondad siguiendo un impulso de manifestarnos hacia afuera es que existen zonas internas que no hemos prestado suficiente atención. Existen lugares faltos de amor y por eso buscamos afuera lo que nos falta dentro.

Por eso es tan importante el centramiento en uno mismo y la observación constante. El ego es muy sutil y monta sus propias obras de teatro camuflando la verdad real escondida en actos sutiles que nos parecen banales o corrientes.

                       


La dificultad que siempre aparece en un conflicto de relación es la resistencia a reconocer que el otro es un espejo de una parte de nosotros que se manifiesta y a la que reaccionamos proyectando nuestra dificultad sobre el otro.

Al decir al otro: “No cambias, y no soporto estar contigo en estas condiciones”, en realidad nos estamos reprochando esto mismo en nosotros y nos estamos diciendo que ya no soportamos ser así.

Cuando queremos resolver cualquier conflicto de relación, es bueno retomar la responsabilidad de nuestro ser y dejar de querer cambiar al otro, de otro modo seguiremos rechazando la enseñanza que la vida nos trae a través de este encuentro.

Observemos nuestras proyecciones, nuestros juicios y tomemos nota de ellos. Anotemos todo lo que le reprochamos al otro y después lo sustituimos el “tú” por el “yo”.

Por ejemplo: “No soporto más que me agredas cada vez que te hablo”, escribiremos debajo: “No soporto más agredirme cada vez que Me hablo”.

Otro ejemplo: “Contigo no puedo progresar, porque no quieres cambiar ni evolucionar” será remplazada por: “Con esta actitud en mí, no puedo progresar porque no quiero cambiar ni evolucionar”.

Se tratará de percibir cuál es la actitud hacía la que nuestra sabiduría interior nos empuja a mirar con honestidad y humildad.

Cuando hayamos reconocido el espejo, podemos mirar interiormente el juicio que nos hacemos como si fuésemos un personaje, amarlo y decidir deliberadamente poniendo en ello la fuerza y la atención necesarias, adoptar una actitud más sana hacia nosotros mismos.

No podremos aceptar o perdonar al otro si no lo hacemos con esa parte de nosotros que juzgamos que no es tan digna de amor como cualquier otra cosa que exista en el universo. Es así y sólo así con el acto de amar que la curación sobreviene.

Haremos luego un silencio procurando encontrar alguna relación que no está totalmente sanada, aunque en principio nos parezca que lo tenemos claro.

                   
  
Nuestra confianza aumentará a medida que veamos la eficacia de este proceso de concienciación en lo concreto de nuestra vida cotidiana.
En ocasiones, nos llevará a una ruptura de relación y sabremos en las profundidades de nosotros mismos qué es lo más adecuado para el respeto mutuo.

La vida siempre nos enseña el desapego y la libertad, el respeto hacia nosotros y hacia a los demás; cuanto menos nos resistamos a estas enseñanzas, nos afectarán las ilusiones de la separación. La separación no existe en nuestra esencia de amor y cuando cualquier relación se termina, realmente se realiza una integración de una parte de nosotros.

Demos gracias a la vida y a lo que llamamos dificultad por permitirnos explorar el conflicto que nos enseña la unión que encierra.

Detrás de todo conflicto, aprendemos a reconocer quienes somos, aprendemos a jugar con nuestra energía y con nuestro amor como podríamos jugar con un compañero enamorado en una danza cósmica. Todos los colores presentes en nosotros tienen  derecho a ser expresados, incluso aquellos que juzgamos oscuros.

Demos gracias al otro por estar de acuerdo en jugar con nosotros y dirijamos nuestro pensamiento y nuestra atención hacía el fruto de la enseñanza que recibimos a través de las formas de conciencia de todos nuestros aspectos.



 Silencio/Meditación trabajo con las relaciones.


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