IX – LA DUDA
Y LA INDECISIÓN
Estar en una posición de duda o de indecisión nos muestra que
tenemos dudas o indecisiones con relación al valor de nuestra propia sabiduría
interior. La duda es un maravilloso maestro para empujarnos a experimentar una
dirección elegida en vez de pensar en ella y dar vueltas y más vueltas. La indecisión es el freno que nuestra duda
mantiene para no entrar en la experiencia. La indecisión demuestra que no
estamos centrados en nuestro corazón, porque el corazón conoce y aplica lo que
es apropiado y necesario para nosotros cada vez que nos permitimos estar a la
escucha. Por tanto, cuando estamos indecisos, preguntemos a nuestro corazón en
vez de conceder nuestro poder al análisis racional que siempre busca hacernos
tomar una posición de poder.
La indecisión nos llama urgentemente a la meditación. Sólo el
encuentro con nuestro silencio interior nos permite decidir con la paz y la
certeza de la verdad que está en nosotros.
Cuando dudamos, seamos conscientes de que
estamos situados en nuestra cabeza, después decidámonos a pedirle su opinión a
nuestra sentir profundo.
Instalémonos confortablemente y relajémonos por
completo, abandonemos nuestra duda un instante y volvámonos a encontrar nuestra
paz, nuestro amor y nuestra serenidad. En esa paz, dejemos que la duda aparezca
como un personaje e identifiquémoslo como una de nuestras creaciones mentales.
Pidámosle que nos hable de su punto de vista i escuchémosle con atención.
Preguntémosle si tiene miedo o sí podemos tomar una decisión para
tranquilizarle, después dejémoslo partir. La respuesta exacta se encuentra aquí,
más allá de la duda, en la paz interior de nuestro corazón, escuchemos…
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