Porque en efecto se trata de soltar nuestro pasado y todo lo
que aún habita en él. Sé que diremos: “Estoy en camino, hago un “trabajo” sobre
mí, todo esto no se realiza en un abrir y cerrar de ojos…”
Si hoy decidimos “trabajar” sobre nosotros, sobre nuestro
cuerpo, nuestras emociones y nuestra mente, mañana seguiremos trabajando. Esto
no es más que otra excusa para posponer para mañana aquello que no os atrevéis
a creer hoy.
¿Y si nos dijeran que sólo
se trata de una decisión consciente en este instante?
¿Nos atrevemos a abrir
nuestro corazón para escuchar su impulso en vez de dar crédito a los argumentos
de nuestra cabeza?
Nos hacemos todas estas preguntas porque son ellas las que
nos llevarán hacia lo esencial en nosotros, lo cual sólo pide nuestro acuerdo
para tomar la dirección. En realidad no hay dirección, porque no hay camino,
somos el camino, creamos a cada instante la dirección que, o bien se dibuja en
espiral hacia nuestro interior, hacia nuestra fuente, o bien se pierde en los
laberintos de nuestra cabeza sobrecargada.
La dirección es en primer lugar encontrar el silencio del
verdadero desapego, del verdadero abandono a nuestro propio corazón. Por tanto,
decidimos que sea fácil, dulce y agradable descubrir el amor infinitamente
grande de nuestro corazón. Nuestras decisiones se manifiestan, seamos o no
conscientes de ello, y no puede ser de otra forma. Ningún pensamiento se
detiene antes de haber llegado de una forma u otra a su destino. Es necesario
tomar conciencia de ello, porque así nos ahorraremos muchos rebotes de pelota.
Así, el desapego significa estar de acuerdo en que las
vacaciones de las que nos hemos hablado empiezan ahora, en nuestra conciencia.
Aunque los resultados de nuestra decisión no sean todavía visibles, es
indispensable que sintamos lo que
esto significa para nosotros y lo que implica de forma concreta.
Tomemos un ejemplo sencillo: imaginemos a una persona que nos
dice: “Pues para mí las vacaciones serían que perdiese 20 kilos” o bien
“curarme de una enfermedad” o también “compartir mi vida con un compañero”.
Pues sí, podemos imaginar esta situación en conciencia y sobre todo sentir la
alegría, la sensación interior y corporal que nos aportaría esta nueva
situación. Esta es la finalidad de la visualización: permitirnos ver la nueva
situación como si ya existiera, ya que en verdad existe en cuanto la
alimentamos con nuestra atención.
El pensamiento nos ha sido dado para que nos sirvamos de él
de forma creativa y constructiva, y no para crear nudos de problemas
complicados. Entonces utilicémoslo para vernos en la situación que para
nosotros representa las vacaciones y alimentemos esta nueva costumbre,
decidamos llevar esta nueva ropa que nos acerca más a quienes somos en realidad,
porque NOSOTROS no estamos enfermos, ni somos mendigos ni huérfanos; hemos
olvidado quiénes somos y hemos creído con tanta fuerza en nuestro destino de
víctima que ha terminado por aparecer en la materia.
Esto es sólo para que volvamos a encontrar la conciencia de
haberlo creado nosotros mismos.
Estas palabras no nos serán de ninguna ayuda si no decidimos
reconocer quienes somos NOSOTROS, con qué ropas nos hemos vestido y hasta dónde
retenemos el amor inmenso que vibra en cada átomo de nuestro ser.
Retener el Amor, he aquí lo que nos causa tantos problemas. ¿A qué estamos esperando para decidir
compartir gratuitamente eso que transformará toda nuestra existencia en una
cascada de alegría?
Desapegarse significa: soltar todo lo que en nosotros no es
amor, y para ello debemos encontrar el espacio en nosotros que sabe amar.
Lo hacemos espontáneamente cuando nos sumergimos en un baño,
hagamos por tanto este gesto en nuestro interior, dejémoslo deslizar en el descanso de nuestro propio amor hacia nosotros
mismos.
Este es el secreto que
nadie más que nosotros mismos nos puede enseñar.
Hay un poema que nos sumergirá en esta sensación en nosotros,
cuando lo decidamos. La manera más eficaz de hacernos verdaderamente presentes
para encarnar estas palabras en nosotros es la de leerlo en voz alta, delante
del espejo, poniendo todo el amor posible en el timbre de nuestra voz.
Poema de Amor para el
que YO SOY
Fuente de vida, perla de amor,
Siento tu aliento en mi corazón.
Siento el canto del infinito
Llenar mi alma, ESTOY AQUÍ.
Soy esa fuente, soy esa vida,
Soy el amor del alba que viene.
En la presencia de este instante
Yo te siento, mi corazón de infante
Yo te siento, mi dulce amante.
El que brilla, el que da, libera de las ilusiones del tiempo.
Mi corazón, te amo, te siento, tu paz me llena.
Te amo mi vida.
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