Cuando hemos logrado la comprensión del mismo, hemos de estar
atentos, seguir observando porque siempre está alerta para ser el protagonista.
Nos hace dudar, volvemos a las antiguas posiciones de pensar que los demás son
los culpables y creemos que no hemos avanzado nada y nos cuestionamos la
validez del trabajo.
El personaje o la personalidad es muy astuta; sin cesar
conspira para recobrar su lugar de dueña, y en cuanto nos falta un poco de luz,
de lucidez y de vigilancia, se desliza, mina el terreno y triunfa: de nuevo
estamos a su merced.
En la vida interior ocurre lo mismo que en los países cuando
se hallan en guerra, uno sale vencedor y el otro debe someterse… sin embargo
esta situación no es segura para siempre, el pueblo vencido no acepta la
derrota, refunfuña y trabaja en la sombra para liberarse.
No se consigue sojuzgar a la personalidad para siempre, ésta
permanece viva y continúa haciendo un trabajo subterráneo, no capitula nunca.
Para mantenerla en el lugar que deseamos, hay que estar siempre vigilantes, lo
cual resulta agotador. Pero ella es tan tenaz, tan persistente que si nos
distraemos vuelve a ocupar el primer lugar.
El personaje siempre está presente en nosotros, en nuestras
memorias celulares por lo tanto sólo la absoluta atención y entrega consciente
nos va liberando poco a poco de nuestros hábitos y maneras de reaccionar.
¿Qué hace un país en
tiempos de guerra?
Buscar aliados, es algo instintivo. ¿Cuál
es nuestro aliado? Nosotros solos somos demasiado vulnerables y debemos
buscar aliados que luchen por nosotros. La única solución es buscar a las
entidades celestes, con los ángeles, arcángeles, divinidades… y darles a ellos
la posibilidad de hacer la guerra… Pues únicamente el Cielo, es decir el lado
divino en nosotros, tiene todos los poderes, todos los medios, mientras que
nosotros, ¿qué somos para osar hacer
frente y resistir las energías oscuras o a la sombra?
Cuando estamos unidos a nuestra esencia, a nuestra Presencia
al Yo Soy todo el trabajo es mucho más
fácil, ligero porque la personalidad queda en un segundo lugar, se ve obligada
a obedecer. Ya no puede rebelarse.
E incluso cuando hayamos conseguido domar nuestra personalidad
para remplazarla por la individualidad, ello no quiere decir que vaya a
desaparecer completamente: conservará algunas raíces en el cuerpo físico,
porque el cuerpo físico es el último refugio de la personalidad. Incluso cuando
ya no quedan emociones ni pensamientos, aún mantiene sus bases en el cuerpo
físico.
El cuerpo físico renueva sus células cada siete años y
nosotros seguimos haciendo lo mismo de siempre a no ser que hayamos trabajado
con intensidad y hayamos logrado la conciencia total de nuestras creaciones,
hábitos, creencias, adicciones… reconociéndonos como creadores.
Para conseguir eliminar las memorias ancestrales de nuestra
personalidad que quedan ancladas en el cuerpo físico debemos contar con la
ayuda de Nuestro Ser Superior o las entidades celestiales. De lo contrario nos
perderemos en el intento.
¿Comprendéis un poco el
trabajo que estamos realizando?
Hemos de confiar, no dudar en las experiencias y trabajos
realizados y la total entrega nos liberará para siempre de las dudas y las
confusiones que aparecen en nuestra mente y en nuestro inconsciente.
¿Cuál es el cimiento de
la Meditación? El
cimiento de la meditación se basa en una relación científica y sensata con el
cuerpo y la mente; entonces, la armonía entre ambos crea una relajación; en esa
relajación, en ese cese de actividad mental, la energía se acumula en su propia
fuente. Empieza a accionar sobre nosotros. No tenemos que accionar sobre ella:
ella empieza a accionar sobre nosotros, no hemos de hacer nada.
Silencio/Meditación.
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