¿Cuál es el sentido de
la vida? ¿Qué nos hace despertarnos por la mañana? ¿Qué nos mueve?
¿Cómo lleváis la
investigación sobre vuestro personaje?
La mente es incapaz para la tarea de descubrir qué hay más
allá de los símbolos. La mente es incapaz de averiguar nada, salvo por medio de
los órganos de los sentidos, y del almacén de la memoria. La mente tiene que
remitirse a los sentidos o a la memoria. La mente no puede funcionar de ningún
otro modo, salvo de estos dos modos y estos dos modos están ligados a los
símbolos. Quitemos el símbolo, quitemos las palabras, y la mente no podrá
pensar. ¿Podría pensar persona alguna
sin palabras? Ni siquiera podemos hablar sin palabras. Por eso, transcender
las fronteras de nuestra psiquis no puede ser en un acto de la mente. No puede
ser un acto de la voluntad. Lo único que podemos hacer es dejar a la mente con
todo su talento y toda su capacidad intactos, en suspenso. Con el cese de la
actividad mental, las reacciones tocan a su fin y las puertas se abren hacia la
acción real. No es fácil vivir con humildad. La mente, embaucadora y creadora
de ilusiones, quiere fisgonear por todos lados, deformar y retorcer la respuesta
según la conveniencia del ego. El contenido mismo de la consciencia se
convierte en la esclavitud. A veces llegamos a la periferia y, por un instante,
le damos una mano a otra persona. Eso no es encontrarse con una persona. Por
eso es que no hay relaciones verdaderas. Hay casas, pero poquísimos hogares.
Hay intercambios verbales, pero poquísimas relaciones. Hay ajustes de
relaciones recíprocas, pero poquísimas amistades. Ese es el mundo en el que hoy
día vivimos. Por eso, cuando estamos en la humildad y la inocencia, percibimos
de antemano todas tretas malignas del ego. Entonces, esa mirada inocente podrá
percibir concretamente qué ser humano es.
Silencio/Meditación.
Núria Argany
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