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Núria Argany te ofrece la posibilidad de conectar con tu esencia, lo que verdaderamente eres, haciéndote consciente de tu personaje, reconociendo tus proyecciones y resistencias a través de técnicas-terapias corporales, psicológicas y energéticas, recobrando el equilibrio, la armonía y la paz interior.

Núria Argany se ha formado a través de:

Seitai, Meditación Zen, Psicología, Terapias Naturales y Energéticas, Preparación al Parto Consciente, Ito-Termi, Sueños, Oligoelementos, Dietética, Formas-Pensamientos, Regresiones, RMF-Balacing, Tachyon, Ataraxia, Curación Cuántica, y Reconnective Healing.



miércoles, 10 de mayo de 2017

En busca del amor maternal...



En el momento en que nos sentimos rechazados al no conseguir la mirada de nuestra madre, inconscientemente se ponen en marcha los mecanismos de supervivencia: el primero, la desconexión, el olvido de la experiencia vivida, negar lo acontecido; el segundo, buscar motivos para comprender la situación, “he hecho algo mal, no me lo merezco, no soy suficientemente buena…” Todo, antes de plantearse que nuestra madre no nos ama. Aunque esto último no sea cierto: nos ama a su manera y según sus posibilidades.

                            


Buscamos la unión, la conexión que teníamos durante nuestra gestación. Esto ha cambiado y nos hemos de acomodar a la nueva situación: ya no somos uno, somos uno separado del otro que tiene vida propia, pero seguimos queriendo mantener aquella unión. Nos enfrentamos al tercer cambio de nuestra vida. El primero fue la salida del útero, el segundo empezar a respirar por nuestra cuenta, y el tercero aceptarnos como entes separados. Aquí empezamos creando nuestro personaje, el que tiene que relacionarse con el mundo, con las otras personas y ¿qué buscamos y deseamos? Que nos amen, que nos acepten, que nos reconozcan y así creemos que seremos felices.

Nuestro anhelo profundo es el Amor Incondicional. Y así empezamos la carrera para conseguirlo, a cualquier precio, aunque sea a costa de anularnos, de hacernos daño, tapando la herida. Como no nos amamos buscamos este amor fuera (no nos consideramos dignos, si nuestra madre no nos mira, nadie podrá hacerlo).

Ese amor no está fuera, habita en nuestro interior, en nuestro corazón.

¿Cómo podemos descubrirlo? Observándonos, poniendo atención en nuestros actos, palabras, pensamientos, intenciones profundas; afrontando nuestras resistencias, nuestros miedos, y descubriendo este personaje construido a partir de ir tapando nuestra herida. Descubrir el dolor, el desamparo vivido, aceptarlo, y así el corazón se ablanda: nos permitimos llorar, patalear, el niño vuelve a la superficie y se sana.

Así, poco a poco, suavemente, nos vamos reconociendo y nos amamos. A medida que esto sucede, también reconocemos al otro, lo comprendemos y el amor ya no nos pertenece, el amor se expande en el otro, los demás, la tierra y el universo entero.



     


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