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Núria Argany te ofrece la posibilidad de conectar con tu esencia, lo que verdaderamente eres, haciéndote consciente de tu personaje, reconociendo tus proyecciones y resistencias a través de técnicas-terapias corporales, psicológicas y energéticas, recobrando el equilibrio, la armonía y la paz interior.

Núria Argany se ha formado a través de:

Seitai, Meditación Zen, Psicología, Terapias Naturales y Energéticas, Preparación al Parto Consciente, Ito-Termi, Sueños, Oligoelementos, Dietética, Formas-Pensamientos, Regresiones, RMF-Balacing, Tachyon, Ataraxia, Curación Cuántica, y Reconnective Healing.



lunes, 1 de mayo de 2017

Los juicios y las críticas



Recordemos que todo juicio hacia alguien o alguna cosa es siempre una proyección de un juicio hacia nosotros mismos.

                                 
Así, antes que nada traemos esta proyección a nuestro propio campo de energía, a nuestra responsabilidad. Esto puede en un principio tener un efecto irritante, porque nuestro mecanismo mental tiene tendencia a rechazar todo aquello que juzga que no es agradable. No obstante, hagamos lo siguiente: retomemos nuestro juicio y remplacémoslo el “Tu eres…” por “Yo soy…”, y en vez de rechazar sistemáticamente lo que viene, decidimos experimentar conscientemente sentir lo que pasa si emitimos ese juicio hacia nosotros mismos.

Casi siempre, esto basta para provocar un efecto espejo que inmediatamente podemos transformar en una gran risa.

Si de todas formas persistimos en “no comprender” este juicio, vamos hacer el siguiente ejercicio:
 
Llevamos nuestra atención a nuestro corazón y con mucho amor imaginemos un personaje de ficción en nosotros que pueda representar nuestro juicio. Afirmemos este juicio varias veces en nuestro interior diciendo “Yo soy…” hasta que este personaje esté totalmente caracterizado. Entonces reconozcamos a este personaje como una de nuestras creaciones mentales, aceptémoslo con toda la fuerza de nuestra compasión y dejémoslo partir hacia la luz o hacia una puerta imaginaria en alguna parte de nuestro espíritu.

No olvidemos preguntar a este personaje qué espera de nosotros, porque si está aquí, es que tiene un motivo para ser escuchado y liberado.

Este personaje es una creencia, una actitud mental, una creación; no es nosotros sino una de nuestras creaciones mentales, por lo tanto, no hay ninguna razón para retenerlo prisionero en nuestra aura.

Cualquier juicio una vez emitido se convierte en una forma- pensamiento etérica que nos acompaña allí donde vayamos y que interfiere en nuestras relaciones. Según su fuerza y el tiempo durante el que nos acompañe,  podemos terminar por confundirnos con nuestros personajes. Como si ya no viéramos quienes somos, sino a estos personajes con los que nos hemos identificado. La mayoría de los conflictos de pareja y de relaciones entre amigos provienen de estas proyecciones de personajes ficticios entre las dos partes. Ya no son por tanto los amigos los que hablan entre ellos, sino los personajes de uno y otro.

                   
Así, cuando tenemos la sensación de que no podemos dejar de juzgar alguna cosa o a alguien, centrémoslo en nuestro corazón y tomémonos un momento para identificar al personaje que se expresa en nosotros, y después liberémoslo diciéndole: “Te amo y te reconozco, ahora eres libre”.

Si escuchamos que los demás emiten juicios sobre nosotros, preguntémonos con sinceridad si nosotros nos hacemos esos mismos juicios. Si no es el caso, podemos reconocer un personaje en el otro y hacer el mismo trabajo que si fuéramos nosotros. 

                   
Entonces, en silencio, identifiquemos al personaje que oculta la verdadera presencia del otro, y sin decir nada a nuestro interlocutor, nos ponemos en relación directa con su personaje.

Imaginemos nuestro corazón conectándose con el suyo y dejemos que fluyan oleadas de amor y de reconocimiento sobre ese personaje diciéndole telepáticamente: “Te veo, te reconozco y te amo, ahora eres libre”.

Aquí de nuevo, puede ser que el personaje tenga una necesidad que su dueño nunca ha podido satisfacer, preguntémosle en silencio si podemos hacer algo por él; quedaremos sorprendidos con los cambios de actitud de nuestro interlocutor y la paz se instalará instantáneamente entre nosotros.

Por lo tanto, aprendamos a distinguir estos personajes en nosotros y en los demás, esto nos traerá descubrimientos apasionantes y los juicios se transformarán en risas.


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