23 de
febrero de 2015,
Momentos de silencio para alinearnos y estar totalmente
presentes en nuestro cuerpo.
No vemos la Luz, solamente vemos aquello que la
Luz toca y nuestros ojos interpretan a través de nuestro cerebro lo que la Luz
refleja.
La simbología es clara, me ha parecido una bonita manera en
que la realidad nos habla de cómo vamos haciendo conciencia. Es como observar
un cuadro en el que el pintor capta la luz de los objetos y los pinta de
acuerdo con su especial manera de interpretarlos o captarlos. Por eso, por
ejemplo, se habla de la luz holandesa y las diversas teorías que la acompañan,
o la luz de Bretaña, de Ibiza, Nórdica, etc. Y la realidad es que sólo hay una
luz, ¿Cuál es el motivo que las diferencia?
El cuerpo nos habla, es nuestro vehículo en esta vida que nos
ayuda mediante los síntomas físicos a conectar con nuestra alma. A poner
atención en los momentos presentes a las situaciones que nos cuesta aceptar, a
los pensamientos repetitivos que nos desconectan de él y las emociones que
disparan nuestro corazón o la presión sanguínea. Detrás de cada síntoma hay un
mensaje a interpretar y a conocernos mejor.
Adoptamos una u otra postura sin querer. No es cuestión de
juzgar si la postura es correcta o no, sino en respetarla, pues es la expresión
espontánea de una necesidad interna. El cuerpo habla.
El hombre es hombre porque puede tomar apoyo en la base del
dedo gordo, los otros cuatro dedos y el talón y andar erguido conservando un
perfecto equilibrio. Cada individuo por sus herencias genéticas, movimientos
voluntarios –aprendidos o no- o involuntarios y su respuesta a los estímulos de
la vida, adopta una respuesta física-energética que le resulta más fácil y lo
hace mediante la adaptación de uno o varios de los movimientos vitales que
podríamos denominar taiheki (tai el cuerpo y heki el hábito o costumbre) según
Haruchika Noguchi (Seitai). Los movimientos estabilizadores de la postura
erguida en las cinco direcciones son según Moguchi: Ascendente, Lateral,
Antero-Posterior, Torcer y Cerrar y Abrir.
El movimiento básico es tensión/distensión y la descarga en
medio. Según vamos viviendo y como lo ejercemos vamos estableciendo un patrón
de acción de respuesta y nuestro cuerpo responde según como se halle su estado
interior. Es el movimiento rítmico del corazón –uno de contracción llamado
sístole y otro de dilatación diástole-, la respiración… Es decir todo tiene una
pulsación, una hacia dentro y otra hacia fuera. Cuando bloquemos cualquiera de
estos movimientos, sea en intensidad, ritmo… provocamos una carga ó tensión que
se acumula en el cuerpo. Dejamos de fluir con naturalidad y aparecen los
síntomas que nos indican que hay alguna cosa a mirar, a identificar o a
resolver.
Vimos a través del ejercicio del espejo otra manera de
investigarnos, como veis hay muchas pero en todas ellas el primer paso es la
atención y la observación dejándonos fluir sin juicios y todo surge de forma
natural.
¿Os habéis acordado de confeccionar una la
lista con las cosas que admirabais y las que no aceptabais, o mejor dicho os
molestaban de vuestra madre?
Para investigar o buscar respuestas tenéis a vuestra disposición
el silencio, entrar en él y os sorprenderéis de los resultados; tomadlo con
paciencia, sin prisas y manteniéndoos encontrareis estas respuestas que en
principio pensáis que no las teníais. Permitir que aparezcan.
Todas las personas somos iguales tanto en esencia como en
materia y pasamos por los mismos procesos de aprendizaje ¿Por qué tanto
esfuerzo en aparentar lo que no soy? Si sabemos que somos iguales ¿A quién quiero engañar? ¿A mí mismo? ¿Y por o para qué?
¿Qué beneficio me aporta aparentar lo que no soy? ¿Qué idea o creencia?
Comentarios para reflexionar a continuación:
Los maestros han recurrido frecuentemente a la metáfora para
expresar su visión del orden cósmico. Un buen ejemplo es la muy conocida
parábola metafórica de Cristo (Marcos 4:30-32):
“Y dijo… el reino de Dios es como un grano de
mostaza, que cuando se siembra en tierra, es la más pequeña de todos las
semillas que hay en la tierra: pero después de sembrada crece, y se hace la
mayor de todas las hortalizas, y echa grandes ramas, de tal manera que las aves
del cielo pueden morar bajo su sombra”.
Si olvidamos por un momento lo que “sabemos” teológicamente
acerca del significado de esta parábola, descubrimos que la metáfora de Cristo
es creativa. Para sentir esto, consideremos la paradoja de la cosa más pequeña,
más insignificante (la semilla) siendo la más grande y magnífica (el cielo); la
implicación de que la semilla (¿el alma?) es en sí misma el reino de los
cielos, que presumiblemente es eterna y absoluta no obstante (¿otra paradoja?)
la aparente necesidad de cierto desarrollo y florecimiento; la cuestión del
libre albedrío (¿quién siembra la semilla?, ¿Dios?, ¿el individuo mismo?,
¿ambos?); la sugerencia de que el propósito del sembrar y florecer es la compasión
(las aves del aire encuentran protección), pero la posibilidad de que la
compasión sea también la semilla.
“No hay nada especial acerca de lo que hago
todos los días; Permanezco sintonizado con la verdad; no rechazo nada. No me
esfuerzo por nada, jamás me avengo ni disputo. ¿Por qué ven los hombres colores
diferentes? La montaña azul está limpia de polvo. Los mágicos poderes y los
milagros son como transportar agua y llevar una carga de leña” – sabio budista
de la escuela Ch’an.
Ésta casi podría ser una metáfora sobre el efecto de la
metáfora (y de la ironía). Los poderes mágicos, ¿son ridiculizados o explicados
al comparárselos con el transportar agua y llevar una
carga de leña?
“El verdadero amante (Dios) encuentra la luz
sólo si, como la candela, es su propio combustible y se consume a sí mismo”. –
sabio medieval-
Comentarios
extraídos de: La metáfora, la religión y la posibilidad de la metáfora en el
discurso no metafórico – John Briggs-
Ejercicio de concentración y Meditación del perdón (dos).
Núria Argany
Noveno encuentro en M.L.
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