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Núria Argany te ofrece la posibilidad de conectar con tu esencia, lo que verdaderamente eres, haciéndote consciente de tu personaje, reconociendo tus proyecciones y resistencias a través de técnicas-terapias corporales, psicológicas y energéticas, recobrando el equilibrio, la armonía y la paz interior.

Núria Argany se ha formado a través de:

Seitai, Meditación Zen, Psicología, Terapias Naturales y Energéticas, Preparación al Parto Consciente, Ito-Termi, Sueños, Oligoelementos, Dietética, Formas-Pensamientos, Regresiones, RMF-Balacing, Tachyon, Ataraxia, Curación Cuántica, y Reconnective Healing.



sábado, 21 de marzo de 2015

¿Estoy soñando?

¿Estoy soñando?



“Soñar es real para un guerrero porque en el sueño puede actuar deliberadamente, puede elegir o rechazar, puede seleccionar de una variedad de ítems aquellos que llevan al poder, y luego puede manipularlos y usarlos, mientras que en un sueño ordinario no puede actuar a voluntad.
-         ¿Quieres decir entonces, Don Juan, que soñar es real?
-         Desde luego que es real.
-         ¿Tan real como lo que estamos haciendo ahora?
-         Si quieres compararlo, te diré que es incluso más real. En sueños tienes el poder; puedes cambiar las cosas, puedes descubrir innumerables hechos ocultos; puedes controlar lo que quieras.”
                                       Carlos Castaneda – Viaje a Iztlan – 

      


¿Cómo puedo aumentar mi memoria onírica? Dejar que el cuerpo encuentre el recuerdo, sin forzar permitir que nos guie hacia él.
Los buenos momentos para despertarnos y recordar los sueños serian en la fase REM o fase SOL. Una buena práctica es poner el despertador media hora antes ó hacer siestas matinales.
Antes de dormirse, una vez relajado, tener la costumbre a conectar con la firme intención de recordar el contenido de los sueños a la mañana siguiente. Al despertar permitir que el primer pensamiento sea ¿Qué estaba soñando? Sin moverte de la posición deja que el cuerpo recuerde, cualquier pista nos sirve: un sentimiento, una palabra, una imagen e intentar reconstruir la historia con ellos. Al recordar una escena, intenta recordar lo que pasó antes, volviendo a vivir el sueño en marcha atrás.
En caso de no recordar nada, prueba a imaginar el sueño que podrías haber tenido, observa los sentimientos presentes, las preocupaciones, y pregúntate: ¿Qué estaba soñando?
Si te mantienes con la intención diaria podrás comprobar que no se requiere demasiado esfuerzo para recordar los sueños. Quedarse unos minutos quietos en la cama al despertar nos ayudará a empezar el día con más tranquilidad y poco a poco a ir recordando.
Si se quiere trabajar con los sueños, no hay otra opción que escribir un diario. Escoge una libreta que te guste, el formato, el papel, el color… No es un acto cualquiera, esas hojas te van a aportar un conocimiento sobre ti mismo que ni siquiera podrías imaginar. Es bueno tenerlo al lado de la cama y así en cualquier instante poder escribir una pequeña sinopsis en el momento de despertar para poder, a posteriori, desarrollar el tema.
¿Por qué olvidamos los sueños?
El motivo principal para el olvido de lo soñado es nuestro pasado evolutivo. Los mamíferos sueñan y luego olvidan, y a nosotros como mamíferos nos ocurre lo mismo. ¿Por qué? Los animales no tienen ninguna manera de distinguir los sueños de la realidad. Si un gato sueña que un perro peligroso de la vecindad ha muerto y que ha sido remplazado por una familia de ratones ¿qué le puede pasar al gato cuándo se despierta? Tomándolo por real, salta hambriento al patio vecino para devorar ratones y acaso él mismo se transforma en una comida para el perro.
Vemos que el recuerdo de los sueños no es una ventaja para los gatos y en general tampoco lo es para el resto de los mamíferos. Esto explica por qué los sueños son tan difíciles de recordar; nuestros antecesores y nosotros, en parte, hemos estado protegidos por la evolución de estas peligrosas confusiones.
Al ser humano le ha crecido el lóbulo parietal donde se aposenta la capacidad del lenguaje. Los homínidos desarrollan el habla y con ella la capacidad de decirse unos a otros: “Ha sido un sueño”.
Recordar los sueños no nos causa ningún tipo de daño, porque tenemos la capacidad de diferenciar entre lo soñado y lo vivido. Podemos contarnos unos a otros los sueños y es una manera de ir comprendiéndonos e ir evolucionando.
Un segundo motivo de amnesia onírica  es haber sufrido un trauma psicológico grave. En este caso no hay que forzar el recuerdo, irá apareciendo en la medida en que podamos afrontarlo. El cuerpo es sabio.
Trabajar con técnicas de relajación y practicarlas en algún momento del día o bien al acostarnos puede ayudarnos.
Los elementos destacados de un sueño son: Escenarios, tiempo o época, personajes y emociones.
Es bueno, sobre todo se si lleva un diario de sueños, reservar un espacio para “pactos con uno mismo”, donde reflejar el punto de partida y los objetivos a largo y a medio plazo.
Estudiar los signos oníricos es estudiar las diferencias entre ambos mundos, el onírico y el real (cuando vivimos el sueño es tan real como puede serlo el mundo diurno).
Reconocer nuestro propio paisaje, es decir encontrar la simbología de nuestros signos oníricos nos ayuda, una vez más, a reconocernos en profundidad.
Diferencias entre sueño y vigilia: Durante el sueño las imágenes que el cerebro forma no están alimentándose con la información proporcionada por los sentidos. A diferencia de lo que ocurre en la vigilia, para mantener el escenario onírico el cerebro tiene que ir inventándose constantemente cada detalle. Uno de los papeles de la “script” en el rodaje de una película es cuidar de que todos los detalles sean coherentes y mantengan una continuidad de una escena a otra. El cerebro dormido, al carecer de script, desfigura los rostros, cambia los pequeños dibujos, modifica los escritos, etc.
En sueños si un rostro se desfigura, nos sentimos aterrorizados, pero no nos preguntamos: ¿Cómo es posible que ocurra esto?



Test de realidad: Es una aplicación de la inestabilidad visual onírica que nos permite darnos cuenta de que estamos soñando. Para realizar este chequeo de la realidad hay que seguir los siguientes pasos:
a)    Mirar en sueños algo que tenga detalles, un dibujo elaborado, un rostro, o leer dos líneas de un texto.
b)    Intentar memorizar lo que hemos visto.
c)     Girarnos hacia otro lado y mirar otras cosas.
d)    Volver a mirar lo que hemos observado al principio y comprobar se ha habido cambios.
e)    Si lo que habíamos memorizado ha cambiado, o tiene algo extraño o sin sentido, probablemente estamos soñando. Si todo ha permanecido estable y ha seguido una continuidad lógica, no estamos soñando.
Sueños especiales: Oves y parálisis del sueño.
Viajes astrales: “Sentí como una corriente eléctrica en todo el cuerpo y noté cómo me desprendía de él. De repente me estaba viendo a mí mismo desde el techo de mi habitación. Mi cuerpo físico yacía abajo, durmiendo aparentemente tranquilo. Podía contemplar mi habitación con gran detalle. Todo era muy real. Pensé entonces en ir al piso de arriba y de repente me encontré atravesando paredes…” Éste podría ser el relato de un viaje astral.
Parálisis del sueño:
Una persona se despierta y no puede moverse, siente que está paralizada, intenta mover un dedo y no puede, apenas respira. Está aterrorizada. Intenta pedir auxilio pero no lo consigue. Un gran peso le impide respirar, oye voces, la tocan…
Este individuo está viviendo lo que se llama “parálisis del sueño”. En realidad la persona está dormida pero es tal la sensación de realidad que no cuestiona nada. La causa probable de la parálisis del sueño es que la mente ha despertado, pero el cuerpo todavía sigue con la parálisis muscular del REM. A veces el individuo sabe que está soñando pero no puede despertar. Una parálisis del sueño puede ir seguida de un viaje astral.
En estos casos es bueno recordar que ¡Estás soñando! No corres ningún peligro. Relájate y saborea la experiencia.
Sueños compartidos: Son las extrañas experiencias en que dos o más personas dicen haber tenido sueños idénticos o similares. Hay tradiciones religiosas como el sufismo, el budismo tibetano (con el Yoga del Sueño) o el chamanismo tolteca, que cultivan la habilidad del sueño compartido.
Percepción extrasensorial en sueños: Las facultades más conocidas en percepción extrasensorial son: Telepatía (se percibe lo que otra persona está viviendo o sintiendo en ese momento); Premonición (se percibe lo que va ocurrir en el futuro) y Clarividencia (se percibe un lugar u objetos sin que haya ninguna persona que esté allí).
Los sueños telepáticos o premonitorios son comunes.





El sueño lúcido es aquél en que el soñador se hace consciente de que está soñando. El soñador lúcido, dice Laberge, puede razonar con claridad, recordar libremente y actuar a voluntad habiendo tomado decisiones, y todo ello mientras continúa soñando con una extraordinaria viveza.
Ejercicio de concentración con la vela y Meditación aceptando las Energías de Amor, de Sabiduría y de Poder – Maestro Saint Germain del libro Síntesis – Energía de la Nueva Era -

“Usted mora en la semilla de la sensación de ser” – Sri. Nisargadatta Maharaj –

La sensación de Ser… instantes sagrados de plenitud. Espacio libre de memoria, pensamiento, sentimiento… libre de toda connotación… Vacio… surgiendo todas las posibilidades de creación. SOY es la clave de la manifestación de lo que SOY, es la PRESENCIA manifestándose en toda ausencia.



















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